martes, 26 de octubre de 2010

Peligro de derrumbe

Por Ivana Szerman (Comisión 34)

La toma en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA transita su tercera semana con el desarrollo ininterrumpido de clases públicas. La numeración en los árboles reemplaza las aulas e indica dónde se desarrollarán algunas clases, a veces interrumpidas por un habitante de la cuadra que necesita ingresar con el auto a su cochera. La situación desdibuja los roles cuando una alumna le pide al profesor de Historia de los Medios Julio Moyano que dé clase pública y él se rehúsa. La distancia se va borrando cuando se dirige a ella como “flaca” o habla de “situación de mierda” o de “movida” a la cual él no pertenece. Aduce la ausencia de seguro si las clases son dictadas fuera del aula, pero ante la pregunta acerca de cómo conseguir un edificio en condiciones, la respuesta no aparece.
Al interior de la sede de Parque Centenario abundan los carteles que sostienen que Macri y Kirchner destruyen la educación, y que bloquean las escaleras para acceder al primer piso o a las aulas. La entrada de la calle Franklin 54 está tapeada por pupitres. Un cartel que dice “CINE PARA DEBATIR” invita a entrar al aula 10, en cuya pared un grafitti dice “PELIGRO DERRUMBE: SE CAE LA SEDE”.
Al recorrer el barrio se pueden encontrar clases de filosofía en los bares aledaños a la facultad, con un profesor sentado en medio de 10 alumnos que toman apuntes y un café. La charla de café tan denostada en las clases tradicionales es ahora una literalidad.
Al bajar la luz, los estudiantes se van agrupando para cortar calles. Río de Janeiro aparece congestionada y el motivo se explca al llegar a Corrientes: un centenar de estudiantes de la UBA y el IUNA cantan si el dinero no está/qué quilombo se va armar/le cortamos la calle y le tomamos la facultad. Con filmadoras hechas con cajas de zapatos y banderas, no sólo se manifestarán en almagro, sino también en la multitudinaria marcha a Plaza de Mayo en conmemoración de la Noche de los Lápices del 16 de septiembre. Allí se sumarán exóticos maquillajes, gigantezcos lápices hechos con cartón, representaciones de la muerte de la educación, y muchos cánticos más, que ya se escucharon en las asambleas estudiantiles: que cagazo, que cagazo/obreros y estudiantes como en el cordobazo; a ver a ver/quien dirige la batuta/los estudiantes/o el gobierno hijo de puta; no se escucha/no se escucha/docentes y estudiantes unidos en la lucha; o vamos compañeros/hay que poner un poco más de huevos/marchemos todos juntos nuevamente/la educación del pueblo no se vende/se defiende.
Desde el congreso, dos columnas de más de 50 mil personas se desplazan hacia la Casa de Gobierno: una, por Rivadavia, a cargo de los estudiantes secundarios, y la otra conformada por un sinnúmero de agrupaciones estudiantiles, sindicales, obreras y políticas, que, nutridas de banderas de todos colores (y llegado cierto momento, también de bengalas), circulan por 9 de Julio y Diagonal Norte, en completa ausencia de fuerzas policiales o ambulancias, y siguiendo el camión que, cargado de dirigentes, va marcando el camino.
Ya en la plaza de Mayo, los presidentes de la FUBA, Itai Hagman y Alejandro Lipcovich manifestaron que “se trata de la marcha por la educación más grande que nos tocó vivir a la mayoría de los presentes. También venimos a señalar a los responsables: el poder político. No se trata de un funcionario o un gobierno, sino de una política sistemática del Estado contra la educación pública que gobierno tras gobierno profundiza” y explicitaron los motivos de la lucha: “Estamos acá por lo nuestro, que es una educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles y en todo el país. También venimos a reivindicar los métodos históricos del movimiento estudiantil y docente, y continuar la lucha. A 34 años, los lápices siguen escribiendo”.

Tomémoslo en serio

Por Lucila Parera (Comisión 34)
Frente a un semicírculo de treinta personas sentadas en bancos de universidad una chica despliega un afiche y se dispone a presentar la clase. No se escucha demasiado, los autos que pasan a pocos metros por Avenida Ángel Gallardo se hacen oír y se mezclan con las voces de quienes forman otros tres grupos. La chica habla cada vez más fuerte pero a ninguno de sus compañeros parece interesarle la lógica del montaje discursivo.
El frío se hace sentir y contrariamente a lo que podría pensarse, sigue llegando más y más gente. También se hacen presentes las cámaras, las camionetas con antenas satelitales y los noteros que, separados unos de otros por no más de 2 metros, comienzan a repetir una oración casi idéntica. “Los estudiantes de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA cortan Avenida Corrientes en reclamo por mayor presupuesto y mejoras edilicias”. A veces con dos palabras más, otras con tres menos, el mismo discurso sin grandes variaciones.
Joaquín se levanta muy enojado de una de las clases públicas, “el tipo nos acaba de decir que no va a tomar los parciales hasta que esto se normalice, que podemos perder el cuatrimestre ¿yo qué culpa tengo?”. No todos están de acuerdo con la toma y el ambiente es cada vez más tenso. Mariela, representante del Partido Obrero intercepta a Joaquín en su camino hacia la parada del colectivo, intenta darle un papel donde se explica el conflicto estudiantil y recibe a cambio un “no”, una mala cara y un “ustedes me tienen podrido”.
Pero Mariela está acostumbrada, “siempre nos dicen cosas, cuando pasamos por las clases recibimos miles de críticas, pero si después gracias a la lucha logramos algo positivo, ellos también lo disfrutan”. Gira sobre su eje y enseguida encuentra alguien más a quien darle un volante, “no importa si es o no compañero de la facultad, lo importante es que todo el mundo se entere de lo que pasa, yo les doy el flyer a todos”. Parece que la clave está en difundir, en hacerse oír, ¿cómo explicar sino que haya una persona hablando por megáfono constantemente?.
Las cámaras enfocan el poutpurrí comunicacional, mientras los noteros administran los testimonios. Muchos estudiantes se amontonan para contar su realidad, quieren que la sociedad se entere del reclamo, que “alguien haga algo” como dice Lucía, estudiante de Ciencia Política, ante el micrófono de América 24. Mientras tanto los que no tienen “pasta de locutor” se dedican a escribir sin importar la superficie: telas, papeles, calles, se llenan de frases de lucha. Nunca falta la imagen del Che ni el color rojo, amalgama perfecta para dar a entender que se busca el cambio, la revolución.
Se termina otra jornada de clases públicas, un profesor tira una frase al aire y deja a todos reflexionando: “pensar que pedimos tan poco, pensar que sólo queremos lo básico y así y todo tenemos que tomar medidas extremas para que nos escuchen ¿Qué haríamos si se nos ocurriera exigir calefacción? Prefiero olvidarme de eso, presiento que terminaría mal”.

lunes, 25 de octubre de 2010

UNA JORNADA EN TOMA

Por Oksana Kaliuzhnaya (Comisión 35)
Este miércoles 15 de septiembre representa el decimoquinto día de la actual toma de la Facultad de Ciencias Sociales. Esta última originada a partir de la caída de un vidrio en la sede Marcelo T y la negativa de asignar el subsidio de $80000 al Centro de Estudiantes.
La tarde es soleada y el clima trata con calidez a los alumnos y profesores acomodados sobre la cortada calle Ramos Mejía. Por el parlante una voz femenina notifica que la Cátedra Ferrer no acepta la modalidad de la clase pública e invita a los alumnos presentes acercarse para dialogar con los profesores.
Luego de escuchar las distintas posturas con respecto a la situación, la docente notificó que habiendo pedido un aula para la clase de hoy, que le fue negada y, no estando de acuerdo con el tinte extremista que tomó la protesta, se niega a dar clases hasta que las condiciones se normalicen y comenta que cabe la posibilidad de que se disponga, desde la Cátedra, cancelar el presente cuatrimestre.
Habiendo tiempo de espera de sobra para la siguiente “posible” materia, los jóvenes intercambian sus experiencias de cursada de los últimos días. “Ayer tuvimos clase pública sobre Ángel Gallardo. No sabes los bocinazos y las puteadas que nos comimos, era la hora pico. Y después casi nos pisa una ambulancia”, comentó Lucila. “Yo estoy de acuerdo con lo que piden, pero no con la manera que lo están llevando a cabo. Presencié otras tomas en esta facultad, pero antes, los que se querían adherir lo hacían y los que no, daban clases adentro, ahora no te lo dejan hacer y los profesores faltan”, dijo Cristian.
Sorprendentemente, amén de tener una postura contraria y no aceptar la modalidad de la clase pública, se decide llevar a cabo la cursada por parte de los profesores de la cátedra Rosenthal. Antes de comenzar con la parte de contenidos se charla con los alumnos para que éstos expongan sus sentimientos con respecto a lo que ocurre con la Facultad. La mayoría reprueba la manera de hacer de “Contrahegemonía”, no encuentra organizados sus procedimientos y consideran poco democrático el hecho de no dejar, a los que lo prefieren, dar clases dentro del establecimiento, tal como se hizo siempre, y dejar las clases al aire libre para los teóricos.
Luego de volcar las ideas de todos los que lo quisieron hacer se procedió al dictado de la materia, pero a unos veinte minutos, debió ser interrumpido. Un grupo de cuatro personas se acercó para informar de lo ocurrido durante la jornada: peticiones que no fueron atendidas, dinero que fue negado, citas que fueron canceladas. Uno por uno se fueron pasando la palabra, pero cuando llegó el turno del cuarto joven, éste fue interrumpido por una alumna enojada: “¡Bueno chicos, basta! Estamos acá porque ustedes quieren, porque no nos dejan ir adentro, ahora queremos seguir con nuestra clase”. El pedido de Yamila fue apoyado por otras chicas y los “informantes” se despidieron.
La clase siguió hasta otra intromisión, para invitar a los alumnos a continuar con la lección, pero cortando la Avenida Ángel Gallardo, la invitación fue rechazada.
Se siguió ahí, al sol, con la comodidad que representa el aprender y fumar un cigarrillo al mismo tiempo hasta la siguiente intrusión, esta vez la presencia de una laboriosa laucha que no paraba de subir y bajar por el árbol más cercano. La concentración se perdió, y las miradas, todas, se dirigieron hacia el marsupial. La primera en desistir de seguir con la clase ante la presencia de tamaña visita fue la profesora, la siguieron una por una casi todas las alumnas y así terminó otra jornada estudiantil “en toma”.

sábado, 23 de octubre de 2010

Estudiantes en lucha

Por María Laura Gamaleri (Comisión 35)
Murmullos en los pasillos, un montón de sillas reunidas en círculo, algo desordenadas, donde se encuentran sentados varios jóvenes que escuchan atentos a una mujer que habla enfáticamente. En la otra esquina un hombre, también rodeado de oyentes, pide silencio a un grupo de muchachos que charlan en voz alta. Las aulas vacías. En ellas solo han quedado los vestigios de la asamblea realizada el día anterior por alumnos y docentes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en la sede situada en Ramos Mejía 841 donde se dictan las carreras de Ciencias Políticas y Ciencias de la Comunicación. Esto ocurre en el marco de una toma más amplia de diferentes instituciones estatales entre ellas se encuentran, las facultades de la UBA de Ciencias Sociales, Filosofía y Letras y Psicología, también se encuentran tomados 19 colegios secundarios, el Instituto Universitario Nacional de Arte (IUNA) e instituciones terciarias.
En la sede de sociales del barrio de Caballito, la acción de lucha que comenzó hace tres semanas continúa vigente. Un cartel blanco que cuelga en la puerta menciona los pedidos que los estudiantes hacen al gobierno: edificio único de Sociales ya, comedor estudiantil en Constitución, subsidios para becas, cierre de las causas abiertas contra estudiantes por luchar, desacreditación de los posgrados y oposición a la Ley de Educación Superior (LES) y a la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
En torno al dictado de clases, algunos profesores han optado por los pasillos de la facultad, otros por las llamadas “clases públicas” que se desarrollan en la calle Ramos Mejía que ha sido cortada por los mismos alumnos. En una de ellas se arma un fuerte debate en torno a la toma. Yanina, estudiante de Ciencias de la Comunicación dice: “Yo no estoy de acuerdo porque hay muchos profesores que no quieren dar clases y podemos perder materias por esto”. Un gran grupo de jóvenes atraídos por la temática y las posiciones encontradas se acercan alrededor a escuchar y opinar
Cecilia, alumna de la carrera de Ciencias Políticas, luego de su clase de Historia explica “Las decisiones sobre herramientas de lucha y otros asuntos son tomadas en las asambleas que se hacen todas las semanas. En la sede de Ramos Mejía se hacen los lunes. Los viernes se realiza una asamblea que reúne a alumnos de las otras sedes, facultades y secundarios donde se plantean las diferentes medidas que debemos llevar a cabo en conjunto. Las decisiones son tomadas luego de la presentación de diferentes mociones que proponen tanto estudiantes que militan en agrupaciones como independientes”.
Si bien son diversas las voces que se escuchan en los corredores de la facultad una predomina y es la de continuar en lucha con o sin toma. Martín, un alumno de la carrera de Ciencias de la Comunicación dice: “Los estudiantes tenemos que continuar con la lucha y demostrar que estamos organizados en una fuerza horizontal, diversa y pluralista”.

jueves, 21 de octubre de 2010

Conflicto en la educación pública

Por Antonella Orlando (Comisión 34)
En la calle Ramos Mejía las sillas dispersas o agrupadas adquieren otra identidad, a medida que pasan los días. Son símbolo del silencio de la gestión de la universidad, de la persistencia de los estudiantes que mantienen la toma de la sede, y de la solidaridad de aquellos profesores que dan clases públicas sentados sobre el asfalto. No obstante, la medida que tiene como objetivo exigir que todos los estudiantes de las carreras de Ciencias Sociales puedan contar con un espacio único y seguro, despierta confrontaciones, acuerdos y disensos que se van ramificando cada vez más desde aquel 2 de este mes, día en el que empezó la medida de protesta.
Las distintas postales abundaban para cualquier ojo atento. Por un lado, conjuntos de estudiantes ubicados en círculo alrededor de profesores. “Yo apoyo la toma, no solo porque los chicos merecen cursar en condiciones dignas, sino porque nosotros también estamos en la misma situación. Hace más de 20 años que soy docente y pasan distintos gobiernos tanto nacionales como en la facultad, y la situación se sigue pateando”, dijo Laura Di Marzo, docente de Taller de Expresión y de Seminario de Narrativa y Ficción. Al lado de ella y de sus alumnos, se encontraban debatiendo integrantes del centro de estudiantes y otros partidos políticos. Las voces se animaban y se calentaban gracias al mate, única bebida que permitía pasar el frío que empezaba a hacerse sentir, mientras bajaba el sol de las 6 de la tarde. Unos reclamaban por la falta de originalidad y visión con la que se afronta el problema, algunos preocupados por su futuro académico decían apoyar la toma, pero temer perder el cuatrimestre.
Otros estudiantes repartían volantes informativos. A su paso, se escuchaban de manera fragmentada, en medio de las bocinas de las ambulancias que ingresaban al Hospital Naval (que se encuentra a metros de la facultad), frases como “todos tenemos que participar”, “es importante que nos pongamos de acuerdo en cómo sigue nuestra lucha”. Mientras, algo curioso sucedió que rompió la dinámica normal de los estudiantes: una camioneta que ostentaba el logo violeta y plateado de la bebida energizante Sobe Rush, se estacionó a pocos metros de los grupos de debate. Se bajaron una mujer y un chico, vestidos con indumentaria de la marca, cajas con la bebida y cámaras fotográficas. Empezaron a repartir las latas. Algunos estudiantes aceptaban ser retratados tomando, otros le pedían que ni siquiera les ofreciera la bebida porque era una estrategia de marketing y los estaban utilizando. “Vos no podés pretender que después no nos cataloguen de “vagos” si vos caés en esta y dejás que te saquen una foto”, le reclamó Nora a un compañero que había sido retratado.
Como si alguien la hubiera escuchado, como si la toma fuera el escenario de una obra de teatro, un auto se detuvo frente a la barricada de sillas. Su conductor bajó la ventanilla y le gritó a los estudiantes: “Trostkos go home”. No obstante, como si la versión teatral continuara, un turista colombiano con su esposa e hija se presentó ante los chicos que lo miraron incrédulos. “Estoy interesado en lo que están haciendo y decimos venir con mi familia para saber más sobre las condiciones en las que cursan. ¿Podemos pasar a ver la facultad?”, dijo el hombre. Varios alumnos acompañaron a la familia adentro de la sede. Probablemente, él hubiera estado en desacuerdo con el conductor que gritó desde su auto y hubiera apoyado a los estudiantes que se mantienen firmes ante las acusaciones de unos, y el silencio de otros.

"Edificio único ya"

Por Lorena Romero (Comisión 35)
La avenida Corrientes, histórico escenario de múltiples manifestaciones artísticas, presencia en esta oportunidad el baile y la música de otros actores. Por sobre los bombos, gritos y aplausos, en toda la manzana se logra escuchar el cántico de una pequeña multitud de jóvenes “¿Dónde está, dónde está, el presupuesto dónde está?”. Sin superar el número de treinta, logran cerrar el paso a los vehículos de la avenida, exhibiendo una bandera que exclama “Facultad tomada”.
Sobre la vereda, montañas de pupitres verdes van formando un camino, que tal como el de Alicia en el país de las maravillas, es seguido por decenas de chicos, expectantes, hasta las puertas de la Facultad de Ciencias Sociales, sobre la calle Ramos Mejía.
Allí se pueden ver sobre el pavimento, cinco rondas de estudiantes que presencian distintas clases públicas. A pesar de lo precario de la situación, se encuentra establecida una atmósfera de organización, mediante carteleras, coordinadores y claras directivas a seguir.
En la entrada de la facultad un grupo de personas, aparentemente estudiantes, tienen a su cargo la administración de la toma, deciden quién ingresa al edificio y quién no, designan áreas para el dictado de las clases, y emiten comunicados a través de un megáfono, que se impone sobre las voces de profesores y alumnos.
“¿Sabés si vino alguien de la cátedra Ferrer?”, pregunta Candelaria a una chica que estaba escribiendo sobre la cartelera, quien le responde negando con la cabeza.
En el interior, la decoración estrena cintas de peligro como las utilizadas en la construcción, y afiches políticos empapelan las paredes con diversos reclamos: “Edificio único ya”, “Subsidios para becas”, “Comedor en constitución”, “Cierre de las causas a estudiantes”. Las aulas se encuentran virtualmente cerradas, ninguna cerradura tiene llave pero las luces están apagadas, no quedan sillas, y las puertas están bloqueadas con carteles o mesas de madera. La gente circula buscando información sobre dónde ir, todos parecen distraídos, pero sin embargo, como si se tratara de un panóptico, en cada pasillo hay alguien observando. Cuando un alumno quiere ingresar a un aula, aparece un delegado, que no se presenta como tal, pero le informa que las clases son públicas, y a continuación le ofrece conseguirle un lugar para sentarse. “No se puede ingresar a las aulas, la facultad está tomada”, exclamó el chico alto y rubio, de unos 26 años aproximadamente, que escoltaba a los alumnos hacia la cartelera.
Mientras tanto, el edificio de sociales sigue descascarándose, no conserva ni su nombre completo en la fachada, y no ofrece ni una biblioteca en la cual refugiarse. Pero la voluntad de aprender sigue, muchos estudiantes se organizan para continuar con la cursada y no perder las materias, se consiguen permisos especiales para rendir parciales dentro de un aula, y se desarrollan planes alternativos para avanzar con los trabajos. Ante este cuadro ciertos reclamos se vuelven innegables, pero inevitablemente una pregunta se infiere en muchos rostros, ¿Será este el camino correcto?

Facultad tomada

Por Julieta Gros (Comisión 35)
El escrutinio improvisado arrojó el resultado y la masa de estudiantes, reunida el 9 de Septiembre frente a la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales, se encaminó, silla en mano, desde la calle Ramos Mejía hacia la avenida Corrientes. El corte de esta avenida en plena hora pico generó inmediatamente el colapso del tránsito. Las cámaras de CN5 hicieron su aparición para capturar el hecho novedoso, cumpliéndose así el principal objetivo de la movilización: adquirir visibilidad.
La irrupción del espacio público tomó la forma de una clase. Los estudiantes dispusieron las sillas sobre la avenida de cara al titular del Seminario de Diseño Gráfico y Publicidad, Carlos Savransky, quien, provisto de un micrófono, se propuso continuar, como todos los jueves, con los contenidos del programa. Durante su discurso preliminar planteó la importancia de la lucha, pero también la necesidad de no abandonar la materia. Según su opinión, perder el cuatrimestre significaría el triunfo del más fuerte, cuya estrategia, estructurada sobre la base de la indiferencia y el cierre a toda posibilidad de diálogo, buscaba el agotamiento y la frustración de los estudiantes organizados. Frente a esta estrategia, Savransky planteaba la necesidad de desarrollar, sobre la base de la astucia, lo que el jesuita, historiador y filósofo francés Michel De Certeau denominó “la táctica de débil”. En este sentido, el lema propuesto por Carlos era “la lucha sostenida sin por ello vaciar de contenido lo que debería ser un espacio de pensamiento y reflexión”. Dicho esto, el titular prosiguió con la temática planificada para esa fecha: la problemática de la percepción.
Bastaron sólo unos minutos para que el contexto en que se estaba desarrollando la clase hiciera sentir su carácter excepcional. Desde sus autos, los conductores expresaron su bronca e indignación mediante incesantes bocinazos que contaminaban el ambiente y que hacían cada vez más difícil para los estudiantes escuchar al profesor. Tampoco faltaron transeúntes que, al pasar por los costados de la clase improvisada, vociferaran sin ningún tipo de escrúpulo frases tales como “¡Vayan a trabajar, manga de parásitos!”. Muchas de estas frases causaron risas entre los estudiantes, e incluso en el propio Savransky. Otro tipo de reacción generó, en cambio, la aparición inesperada de dos ambulancias que urgieron la liberación de algún carril de la avenida. Rápidamente los estudiantes despejaron el carril izquierdo, el cual quedó a partir de entonces disponible para futuras emergencias. Las cámaras de televisión registraron cada uno de estos acontecimientos desde una distancia prudente, y lejos de molestar, sus luces potentes resultaron de gran utilidad para quienes intentaban tomar apuntes.
Pese a todas estas interrupciones, Savransky logró sostener el dictado de la clase. A las 9 de la noche dio por finalizado lo que él consideró como un ejemplo de lo que debería ser “una lucha inteligente: una lucha que ponga en práctica la teoría, condición, esta última, sine qua non, para la eficacia de la primera”.

Las clases a la calle

Por Laura Catanzariti (Comisión 34)
“Facultad tomada y no vaciada”, es el lema de la toma que desde hace tres semanas se viene llevando a cabo en las tres sedes de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Por tal motivo, se vienen impulsando clases públicas para seguir con los contenidos de cada materia.
En la sede de Parque Centenario se pueden ver por la calle Ramos Mejía unas decenas de sillas agrupadas en grupos en forma circular. Cada círculo es una clase. Para organizarse mejor, los miembros del Centro de Estudiantes (CECSo) dispusieron unos afiches en la puerta de la casa de estudios, que indica qué clases se van a dar y en dónde. “¿Cuál es el área uno?”, preguntó una estudiante. “Están indicadas en los árboles” respondió uno de los encargados de la organización que con un micrófono anuncia donde está ubicada cada comisión, entre la multitud de estudiantes que se aglutinó frente a la puerta.
Se dividió toda la calle en seis áreas que están indicadas con un número pegado con un afiche en cada árbol. Además, había un esquema explicativo pegado en la puerta de la facultad.
“Las clases públicas están bastante organizadas, pese a tener que cursar en la calle y soportar el frío. El único problema son los ruidos molestos y hay que pedir silencio a las personas que se encuentran alrededor para poder escuchar al docente”, afirmó María, una estudiante de 21 años. Además expresó que “hay que estar todos los días chequeando los mails para ver si los profesores van a dar clase o si van a tomar los parciales, eso es bastante desgastante.”
Algunos docentes optaron por no dar clases en la calle, principalmente los días que llovió. Por tal motivo, muchas clases se dieron en los pasillos de la facultad y otras en los bares cercanos.
Pese a que muchos docentes dan las clases públicas, hay algunos otros que decidieron no brindarlas o dejar de darlas. Es el caso, por ejemplo, de la profesora María Rosa del Coto, titular de Semiótica II, que el martes pasado comunicó a sus alumnos mientras daba su clase en el pasillo del hall del segundo piso, que si la toma no se levantaba no seguiría dando clases. “No se puede trabajar en estas condiciones, y no estoy de acuerdo con esta medida de fuerza”, expresó.
Las polémicas sobre los que adhieren o no a la toma también llegaron a las redes sociales. En el Facebook del CECSo y el de la Facultad se pueden ver muchos comentarios a favor y en contra de la toma. Muchos alumnos sostienen por ese medio su disconformidad con la medida y se quejan porque temen que peligre el cuatrimestre. Sostienen, además, que no hay información sobre quiénes van a dar clase y que “no se puede obligar a un profesor a trabajar en la calle si no quiere.” Los que están a favor, contestan que todo fue decidido en las asambleas y que hay que exigir a los profesores que den las clases. Pero aún así, lo que están en contra afirman que con la toma “se está dividiendo a los estudiantes” y no están de acuerdo con los horarios de las asambleas, ya que no puede asistir la mayoría del estudiantado y por tal motivo, no es una herramienta legítima de decisión.

viernes, 15 de octubre de 2010

Se levantó la toma

Hola, ya es oficial que SE LEVANTÓ LA TOMA.
Nos vemos el lunes!!!
Por favor lean el post de abajo para llegar a clase al día.
Saludos, Clarisa.

jueves, 14 de octubre de 2010

Seguimos

Hola a todos y todas:
Como es de público conocimiento parece que hoy se levantaría la toma, luego de las negociaciones con el Ministo de Educación. Así que me adelanto a pasarles la reprogramación de la cursada y las pautas detalladas de la nota de investigación. Espero que hayan tenido tiempo para leer la bibliografía sobre el tema que habíamos acordado...

Cronograma de Actividades:
18/10:
-Corrección de notas color sobre la toma.
-Comento reprogramación cursada.
-Trabajamos con los planes de las Notas de investigación.

25/ 10
RECUPERATORIO del primer parcial.
Seguimos trabajando con los planes de investigación, con quienes no recuperan.

08/11:
-Entregan notas de investigación
-Tema: planteo y planificación publicación multimedia.

15/11:
-Entregan publicación multimedia.
-Cierre de notas módulo gráfica.
-Evaluación de la cursada.

22/11:
-Coloquio grupal sobre publicación multimedia.
-Nota final de ambos módulos.

Pautas para las notas de investigación.
((Queda excluida la primera persona, no llegamos a trabajar los estilos propios)).
Individual:
10 mil caracteres con espacio.
Como mínimo debe contener:
Tres (3) fuentes orales directas.
Además:
Fuentes documentales.
Misma cantidad de fuentes confrontadas.
Fuentes oficiales.
Estadísticas de órganos oficiales.
La observación del propio periodista.
Edición:
La nota debe contar con:
-Volanta, título, copete (extensión a elección).
-Dos recuadros, como máximo.
-Los recuadros deben tener volanta y título.
Estilo (si bien es de su propia creación, recomiendo):
-No usar primera persona.
-Utilizar subtítulos para ordenarse.
-Utilizar muchas citas directas, incluso pequeñas transcripciones de diálogo, para acercar al lector y dar más dinamismo a la lectura.
-Intercalar con citas indirectas.
-Utilizar descripciones de lugares y personas, con color, para crear clima.
-Opinar a través de los hechos y fuentes, no bajando línea. Siempre recuerden que el lector no quiere saber qué opinan ustedes sino qué ocurrió, qué es lo que ustedes descubrieron y tienen para contarle.
-Trabajar muy bien todo el texto, pero pongan especial empeño en la cabeza y el remate.
-Recuerden que los recuadros son pequeños textos que agregan información que en la nota central no entra, pero que la complementan. Pueden ser pequeñas notas informativas, color, fragmentos de una entrevista, perfiles, entre otras cosas.

En pareja:
18 mil caracteres con espacio.
Cada texto debe estar firmado por el autor.
Como mínimo debe contener:
Seis (6) fuentes orales directas.
Además:
Fuentes documentales.
Misma cantidad de fuentes confrontadas.
Fuentes oficiales.
Estadísticas de órganos oficiales.
La observación del propio periodista.
Edición:
La nota debe contar con:
-Volanta, título, copete (extensión a elección).
-Dos recuadros, como mínimo.
-Los recuadros deben tener volanta y título.
Estilo (si bien es de su propia creación, recomiendo):
-No usar primera persona.
-Utilizar subtítulos para ordenarse.
-Utilizar muchas citas directas, incluso pequeñas transcripciones de diálogo, para acercar al lector y dar más dinamismo a la lectura.
-Intercalar con citas indirectas.
-Utilizar descripciones de lugares y personas, con color, para crear clima.
-Opinar a través de los hechos y fuentes, no bajando línea. Siempre recuerden que el lector no quiere saber qué opinan ustedes sino qué ocurrió, qué es lo que ustedes descubrieron y tienen para contarle.
-Trabajar muy bien todo el texto, pero pongan especial empeño en la cabeza y el remate.
-Recuerden que los recuadros son pequeños textos que agregan información que en la nota central no entra, pero que la complementan. Pueden ser pequeñas notas informativas, color, fragmentos de una entrevista, perfiles, entre otras cosas.

Nos vemos el próximo lunes entonces.
Saludos, Clarisa.

lunes, 4 de octubre de 2010

Documento de la cátedra

La carta se publicó en el blog oficial de nuestra cátedra http://tallertresuba.blogspot.com/
Pueden reenviarla.

Carta abierta
A la comunidad universitaria de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
De TALLER III (Comunicación Social)


A cuatro semanas consecutivas de que nuestra Facultad se encuentra tomada por el Centro de
Estudiantes de Ciencias Sociales, queremos ofrecer una mirada sobre la situación que conforma, sin lugar a dudas, un conflicto sin precedentes.


La institución está suspendida y no parece vislumbrarse un pronto desenlace. Por un lado, las autoridades
democráticamente constituidas habían anunciado que no entrarían en situación de diálogo hasta que se levante la medida, existiendo sobrados ejemplos de intermediaciones aún con las medidas de fuerza en pie. Por el otro, el CECso, que forma parte del gobierno de la Facultad, había asumido posiciones que bien podrían interpretarse como extorsivas.

Nadie ignora que la normalidad institucional reconoce otras reglas en Ciencias Sociales. Por una conjunción de factores, entre los que seguramente cuentan la naturaleza de las temáticas que aborda y el perfil de sus estudiantes y docentes, la nuestra ha sido tradicionalmente una facultad conflictiva, cualquiera sea la definición o valoración que se haga de ese concepto. Pero, regodearse en esta característica no parece conducir a la solución del conflicto.

Consideramos loable la convocatoria a personalidades como facilitadores, al tiempo que lamentamos que no podamos comprender las propias capacidades para resolver nuestros problemas.

Nuestra Cátedra, Taller III Jorge Gómez, de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, atendió a la emergencia ofreciendo un espacio de encuentro a los estudiantes. Sin constituir clases formales, las reuniones o los contactos tuvieron la voluntad de mantener el vínculo, ya que mal podríamos considerar al diálogo como forma preferencial para la solución de los conflictos si suspendiéramos toda relación con los/as alumnos/as. Sin embargo, de continuar sin funcionamiento institucional, entendemos que la cursada entrará –en breve- en riesgo de no poder concretar este ciclo lectivo, que en el caso de las asignaturas anuales, como ésta, implica una enorme pérdida de esfuerzos.

Como Cátedra hemos debatido la situación y nos hemos planteado cuál es nuestro rol en el conflicto y asumimos que las Cátedras, por si solas, no pueden ofrecer soluciones individuales cuando el problema es colectivo.

Instamos al Consejo Directivo y a las Juntas de las Carreras a que a la brevedad convoquen en cualquier sede de la Universidad de Buenos Aires a los claustros para que se conformen canales institucionales de diálogo y se efectivicen acciones que conduzcan a una salida que evite lamentaciones futuras.

La universidad pública se construye con el trabajo mancomunado de estudiantes, docentes, graduados y no docentes para la creación de conocimiento que se vuelque a quienes, si bien constituyen el sostén del sistema, no gozan de su servicio.

Como docentes, como graduados y profesionales, como ciudadanos reclamamos que se agoten las instancias de encuentro institucional y se expliciten alternativas de solución al conflicto que lo superen con la mayor prontitud.

Buenos Aires, Octubre de 2010.-
Profesores: Jorge Gómez, titular; Ulises Muschietti y Mario Rulloni; jefes de trabajos prácticos; y ayudantes:
Alejandro Seselovsky; Clarisa Veiga; Esteban Schmidt; Fabián Kovacic; Gabriel Antonio Cagnacci; Grisel El
Jaber; Gustavo Veiga, Hugo Macchiavelli; José Roberto Pedrozo; Juan Flores; Julio Real;María Cecilia
Aguilar; Osvaldo Mario Gazzola; Pablo Fernández; Paula Atlante; Roberto Pagura; y Rodrigo Adrián Ruiz.

domingo, 3 de octubre de 2010

NOVEDADES

Hola a todos y todas:
El sábado tuvimos reunión de cátedra y allí acordamos que redactaremos un documento conjunto para dar a conocer nuestra opinión, que se difundirá en breve. A grandes rasgos, pediremos a las partes involucradas directamente en conflicto que arbitren los medios necesarios para resolver la situación y nos pronunciamos en una especie de stand by hasta las próximas novedades.
Hasta ahora los docentes de la materia Taller 3 -cátedra Jorge Gómez- hemos realizado actividades y diseñado alternativas para tratar de mantener la cursada, pero también es cierto que las clases no se pueden seguir dictando en estas condiciones. Una vez resuelto el conflicto tenemos toda la voluntad para que no se pierda la cursada.
Por todo lo dicho mañana no iré a la facultad, sí seguiré recibiendo consultas y trabajos por mail, pero no daremos nuevos contenidos ni exigiremos nuevas actividades.
Seguimos en contacto por esta vía, o por mail. Esta semana habrá reuniones y asambleas varias que, esperamos, también aclaren el panorama.
Saludos, Clarisa.