lunes, 26 de septiembre de 2011

Peronista desde la cuna

ENTREVISTA A ANÍBAL FERNÁNDEZ




Por Georgina Vaioli y Lucía Pechersky
En la antesala del despacho del Jefe de Gabinete de Ministros, sus tres secretarias atienden las constantes llamadas. El sonido del teléfono se suma al ruido de papeles de oficina y a estos, la risa de Aníbal Fernández que se filtra por las paredes de la habitación.

La decoración de su despacho es sobria, casi inexistente. Apenas unas fotografías familiares y una foto de Cristina y Néstor adornan las paredes blancas. Seis pantallas planas muestran la programación de los principales noticieros y la notebook, sobre su escritorio, no cesa de recibir notificaciones de los nuevos mensajes recibidos.

Ex Intendente de Quilmes, ex Ministro de producción, ex Ministro del interior. Actual Jefe de Gabinete de Ministros y Presidente del Quilmes Atlético Club, seguramente en los próximos años se sumarán más cargos a su historia política. Poseedor de una respuesta rápida e implacable, Fernández aceptó el rol de comunicador sin que nadie se lo propusiera.

— Usted representa una figura del gobierno que siempre da batalla ante cualquier ofensa. ¿Considera esta cualidad como algo propio de las funciones de un Jefe de Gabinete de Ministros?
— Como jefe de gabinete, mi responsabilidad es la administración general del país y la administración del presupuesto nacional. Pero también me cabe la responsabilidad de la defensa, sobre todo de nuestra propuesta y proyecto político, que es el que se ofrece a la sociedad argentina para la solución de las problemáticas que se presentan todos los días.
— ¿Y cómo describiría esa defensa?
— Yo tengo la necesidad de defenderlo de la mejor manera que puedo y entiendo una sola forma. Como decía Jauretche, uno tiene que hablar para que te entiendan los criollos. Apuesto a un idioma simple, llano y confrontativo. Algunos critican ciertas expresiones o algún término pero a mí me tiene sin cuidado. Me interesa que se entienda lo que quiero decir.
— Usted habló de las críticas que recibía su modo confrontativo. ¿Leyó el capítulo que Beatriz Sarlo le dedica en su libro?
— ¡No! ¡No pierdo el tiempo! No tengo mucho respeto político por Sarlo. Intelectualmente, es una persona con una formación que nadie puede negar, pero en términos políticos no tengo ningún respeto. Ella nace en el Partido Comunista Revolucionario (PCR). En los 70 son los primeros que se abrazan a López Rega, promotor de la Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina. Una aberración paramilitar cuasi estatal dedicada a hostigar a todo aquel que pensaba distinto. Eso era Beatriz Sarlo. Yo no tengo ningún respeto por ella. Lo que piense de mí me tiene sin cuidado. Al contrario, es como en la matemática: menos por menos es más. Si alguien que considero negativamente piensa mal de mí, está hablando bien.
— Hoy los intelectuales están muy presentes en la sociedad. ¿Qué papel cree que tienen en la política?
— Tienen un rol muy importante en cualquier sociedad. Nosotros tenemos la suerte de que una buena parte de esos intelectuales apoyen nuestro proyecto. Nunca el intelectual es alguien que compra una propuesta a libro cerrado, son críticos. Hay que bancarse la crítica en una discusión. Me gusta, me place y me llena de orgullo la cantidad de intelectuales que acompañan la propuesta de la Presidenta de la Nación.
— ¿Hay un cambio respecto del rol que cumplían en el peronismo?
— No hay una diferencia, siguen teniendo el mismo rol. La importancia es que concuerden con nuestra propuesta. Si no parten de estar de acuerdo, estamos fritos. Lo mismo pasa con una enorme cantidad de artistas que también ven que este gobierno los ha respetado, ha creado ámbitos para que se desarrollen y les ha dado herramientas para defender sus derechos. Este gobierno les dio mucho en relación con ese tema, en ese sentido están agradecidos y convencidos de acompañarlo.
— ¿Qué diferencias encuentra entre el kirchnerismo y el peronismo?
— El kirchnerismo es peronismo. Mentiría si digo que no existe el kirchnerismo. Existe y es una parte superadora del propio peronismo. Comprende gente que proviene de otra formación política –radicales, de izquierda, progresistas- que buscan un mismo objetivo, una propuesta política común. El kirchnerismo existe porque mucha gente no proviene del peronismo. La inmensa mayoría fuimos formados en el peronismo y orgullosos de serlo. Hay otros compañeros que provienen de otro lugar. Acá el peronómetro no lo tiene nadie. Ni yo estoy pasándole el peronómetro a otro, ni acepto que me lo pasen a mí. Tengo mi formación, mi vocación y provengo desde la cuna de formación peronista y no voy a cambiar independientemente de lo que piensen otros. Pero si no nos ponemos de acuerdo en el objetivo es muy difícil juntarse.
— ¿Considera que tienen intereses comunes con la izquierda? ¿Cómo es esa relación?
— La realidad es que el peronismo es una fuerza muy particular que nunca participó ni de izquierdas ni de derechas. Un día le preguntaron a Perón cómo era la composición de fuerzas en Argentina y dijo que estaban los conservadores, el centro y la izquierda. El periodista le pregunta “¿y el peronismo?”, y Perón contesta: “Ah no, peronistas son todos”. En nuestra formación hay gente que proviene de izquierda y de derecha. Desde mi óptica, el peronismo tiene particularidades que no se asemejan a una formación de izquierda. Pero si lo tengo que situar, siempre va a estar desde el centro hacia la izquierda.
— ¿Y por qué la izquierda se opone tanto al Gobierno?
— La izquierda se opone porque no existe en la Argentina. Alcira Argumedo, la candidata de Proyecto Sur, no alcanzó el piso electoral de 1.5 por ciento. La publicidad de Jorge Altamira -candidato del Frente de Izquierda y de los Trabajadores- me pareció muy honesta. Decía “Mire, nosotros somos críticos del gobierno y vamos a criticarlo siempre. ¿Usted quiere que yo esté? Tiene que ayudarme porque yo necesito, mínimo, un piso de 400.000 votos”. Me pareció muy honesto su planteo aunque no coincido con su manera de pensar. Por la presencia del peronismo, la izquierda no va a estar en la Argentina. No porque el peronismo se lo impida, sino porque no va a tener forma de expresarse o crecer. La gente se siente más cómoda con el peronismo que con una posición de izquierda mucho más radicalizada.
— Internet ha sido un gran protagonista en las últimas campañas electorales. ¿Cree que las redes sociales cambiaron la forma de hacer política?
— No sé si la cambiaron, pero no tengo ninguna duda que tiene una importancia superlativa. De hecho, armamos un trabajo muy fuerte en ese ámbito. Entre la Presidenta de la Nación y yo –tanto en Facebook como en Twitter- debemos tener alrededor de un millón de seguidores. Nosotros comunicamos muchas cosas en las redes, le asignamos una importancia muy grande.
— ¿Se podría decir que actúan como feedback con los ciudadanos?
— Sí porque yo leo todos los tweets (ndr: mensajes enviados vía Twitter). A veces hay cosas que son buenas para contarlas y lo hago. También debato un poquito. No contesto todo, pero cuando veo que es un tema piola sí. Sirve y mucho. Estamos convencidos que es una forma que hay que construirla y sostenerla.
— ¿Qué diferencias hay entre comunicar vía Twitter y comunicar por los medios tradicionales?
— Estuvimos vedados en muchos medios: La Nación, Clarín, Perfil, TN, Canal Trece, Radio Mitre. Para nosotros no había entrada, ni oportunidad de contar la política del Gobierno. Lo hicimos a través de las redes sociales.
— Respecto de los últimos comicios, ¿Esperaban el amplio triunfo?
— Esperábamos el triunfo, yo no tenía dudas. La sociedad no es suicida. Nadie le va a dar a un improvisado el manejo de la cosa pública. La única forma es con gente avezada para gobernar. En Argentina habían dos: uno es Néstor, que ahora no está más; y la otra es Cristina. No hay otra persona que pueda gobernar. Los pueblos no se suicidan, buscan la mejor alternativa. De todas maneras, no pensé que iba a terminar sacando 10.700.000 votos, con una diferencia de 7.804.000 votos sobre el segundo.
— ¿Qué esperan para las elecciones de octubre?
— Creo que la mejor campaña es la gestión. Tenemos que seguir trabajando y haciendo las cosas que tenemos que hacer. Mañana las cosas pueden cambiar. Yo estoy convencido que la mejor campaña es la gestión. Hay que seguir trabajando para que el 23 de octubre nos encuentre en medio de una gestión, trabajando y comprometiéndonos, como lo hicimos desde el primer momento, exhibiendo los resultados de la mejor manera.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Lunes 26 de septiembre

Hola,
Les recuerdo que pedí que busquen información a favor y en contra de la despenalización del aborto que se está debatiendo en el Congreso. Esto es para comenzar a trabajar géneros de opinión.
El lunes también deben entregarme el perfil de 3500 caracteres, sobre una persona pública.
Debajo tienen algunas entrevistas realizadas por sus compañeros, algunos de los que les pedí que me la eniviaran todavía no lo han hecho, cuando puedan háganlo así las compartimos.
Saludos, Clarisa.

Entrevista a Osvaldo Bayer

Por Nayla Zárate, Daniela Novick, Ana Clara Azcurra Mariani

“El tugurio” decía la puerta. Indefectiblemente estábamos ante la casa de Osvaldo Bayer, bautizada así por su gran amigo Osvaldo Soriano. Sin mediar pregunta, la puerta se abrió y nos dejó ingresar en aquel lugar, escenario de interminables charlas, deslumbrantes personajes e incontables libros. “Chicas, ¿me dejan tomar un whisky? Así me inspiro.” Nos reímos. De esta manera, comenzó el recorrido por su pensamiento político, las figuras que marcaron su vida y la historia argentina hasta arribar a conocer que siente que aún le falta por hacer.
¿Cómo se definiría usted de acuerdo a las palabras que rodean su figura: anarquista, historiador, escritor, periodista?
Una cosa es la ideología y otra el oficio. Me considero historiador, ensayista, periodista. Mi oficio es el de escribir. Por ejemplo, Rainie y Minou es una obra literaria, una historia que es absolutamente cierta pero escrita como novela porque una historia intima no se puede hacer con documentación científicamente sólida, hay que describirla en otro idioma. Con respecto a mi ideología, creo que la sociedad tiene que llegar a un socialismo en libertad, jamás una dictadura del proletariado. El socialismo en libertad es la única manera de administrar los bienes del mundo, para acabar con las rebeliones y las represiones, y las violencias que ha vivido el mundo a través de la injusticia, de los métodos injustos de gobernar.
Para allanar el camino hacia el socialismo en libertad, usted sugiere siempre involucrarse en las organizaciones sindicales, impulsar asambleas. ¿Cuál es el rol que le adjudica al intelectual en este proceso?
El intelectual no tiene jamás que recluirse y alejarse de la sociedad, sino que tiene que tener la libertad de escribir lo que se le ocurra. Pero, también, tiene el deber, cuando hay problemas en su entorno, de salir a la calle. Por eso, siempre comparo a un Rodolfo Walsh con un Jorge Luis Borges. Los dos brillantes escritores. Pero Rodolfo Walsh con ese deber a la comunidad creyó que tenía que salir a la calle y perdió la vida. En cambio, Borges terminó sus días aceptando la condecoración de Pinochet. Y al aceptarla dijo (imitando la voz de J. L. Borges): “Chile, ese país con forma de espada”. No era nada tonto, dijo esa figura como diciendo “si tiene forma de espada, está bien que sea gobernada por militares”. Fue una alabanza a Pinochet. La pregunta es, ¿de qué vale tanta capacidad literaria, tanta genialidad para terminar alabando al peor de los dictadores latinoamericanos? Entonces, creo que hay que reconocer, principalmente, a aquellos intelectuales que se sienten protagonistas en la lucha por una sociedad más justa. Es lo que hizo el querido Rodolfo Walsh.
Usted se encontró con Rodolfo Walsh por última vez en abril de 1976, ¿recuerda qué fue lo que hablaron?
Nos encontramos nada menos que en 9 de Julio y Corrientes. Hablamos de la situación del país. Él me dijo: “¿qué haces acá? Tenés que irte, no te podés quedar”. Le respondí: “Mira quién habla”. Él me contestó: “Pero vos escribiste La Patagonia Rebelde” y le dije: “¿Y vos qué escribiste?” Nos creíamos todos inocentes. Yo no participé en el movimiento de la guerrilla, ni en Montoneros, ni en el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo). No estaba de acuerdo, para mí no era el método, pero jamás escribí nada contra ellos. Justamente, en esa charla de café le dije: “no comprendo cómo te hiciste peronista”. Rodolfo me contestó: “No te equivoques. Yo no soy peronista, soy marxista ¿pero dónde está el pueblo?” Él pertenecía ya a Montoneros. Yo le dije: “Tenés razón, el pueblo es peronista, sin ninguna duda, pero no es revolucionario, no los va a acompañar” y él me dijo: “Ya vamos a ver”. Estaba convencido de que el pueblo iba a salir a la calle. Estando en el exilio, me enteré de la muerte de su querida hija, Vicky. Estoy absolutamente seguro y he hablado con Lidia Ferreira, su última compañera, que cuando se enteró de la muerte de su hija ya no quiso vivir más. Ella me dijo: “Tenés razón, ya salía a la calle corriendo todos los peligros”. Después, escribió esa hermosísima carta a Vicky, toda llena de dolor y la carta a los comandantes en jefe, que es la mejor interpretación de la dictadura. Era un genio y eso le costó la vida. Lo hermoso es cómo se lo recuerda. Hubiera sido otro Borges, pero el Borges de la izquierda, luchador.
¿Y cuál es su recuerdo de Julio Cortázar, con quien compartió el exilio?
La última vez que hablamos fue cuando le propuse el plan de volver a la Argentina, durante la dictadura. Pero él estaba tan enamorado que no aceptó venir. Y fue una pena, hubiera sido la primera vez que intelectuales desafían a una dictadura. Yo salí muy dolido aunque tengo el mejor concepto de él. Cortázar era un hombre de una gran bondad. Para mí, su único defecto fue que se fue a vivir a Paris y se quedó allí. Hubiera tenido que seguir acá. Si leen sus últimos libros emplea un idioma que ya no se hablaba en Argentina en los años 60. El idioma cambia de forma impresionante. Tiene libros muy profundos pero creo que hubiera ganado mucho más si se hubiera quedado a vivir acá. Hubiera estado mucho mas adentro del alma argentina.
Con respecto a la amistad tan conocida que tuvo con Osvaldo Soriano, en las cartas que se mandaban al momento del exilio, usted afirma que asistían a reuniones con David Viñas, con León Rozitchner y con “Tito” Cossa. Al momento en que Osvaldo muere, dejan de reunirse. ¿Por qué?
Nos reuníamos en mi casa. Nos llamábamos “El club de los 5”. Nos juntábamos todos los jueves a la noche. Por supuesto, comenzábamos como intelectuales franceses con una botella de Champagne (Risas). Eran reuniones magnificas, extraordinarias. Siempre Soriano caía un rato más tarde y tiraba un tema a la mesa. Era un provocador. Ahí ya empezaba la discusión que terminaba siempre con David Viñas y León Rozitchner parados, discutiendo. Teníamos que separarlos porque de ahí a las trompadas faltaba poco. En ese momento, Soriano sonreía como diciendo: “He triunfado una vez más” (risas). Un año después de que ya habíamos empezado con estos encuentros, se nos muere el querido Soriano y decidimos no reunirnos más porque nos íbamos a pasar hablando del muerto y queríamos ver a Soriano siempre con vida. Era un hombre de lo mejor, con mucha gracia, con mucho talento humorístico, como sus personajes.
Los griegos tenían como pena máxima al exilio antes que la muerte, y usted mismo lo califica como “el peor castigo”. ¿Qué reflexiones puede hacer al mirar con distancia los distintos exilios que le tocó hacer?
Yo a los exilios los sentí como una gran injusticia. Más todavía, que había logrado, con mis tres primeros libros, ser un escritor conocido y estaba dedicado a la investigación histórica. En esos ochos años, yo no pude investigar sobre los temas que quería tocar. Además, lo sentí como un llamado a la solidaridad y me dediqué a la denuncia de lo que estaba ocurriendo en la Argentina. He viajado por toda Europa dando conferencias sobre el sistema de desaparición de personas y publicando en revistas del exilio. Fueron años dedicados a la campaña por los derechos humanos. Eso me mantuvo en vilo. Pero lo sentí como una gran injusticia. ¿Con qué derecho esos militares, asesinos, esa repugnancia, me echaban? Además, el exilio nos cambió totalmente la vida porque mis cuatro hijos comenzaban los estudios, de manera que entraron en la universidad, estudiaron, se recibieron y se casaron allá. Los diez nietos que tengo nacieron en Europa y mi esposa decidió quedarse. Con toda razón, porque a uno le gusta vivir donde viven los hijos y los nietos. Pero yo sentí como un deber el regreso. Por eso esta vida que hago: ocho meses en Argentina y cuatro meses en Europa. Esto de vivir mitad en un lado y mitad en otro es como no vivir en ninguno. A pesar de eso, lo hago porque siento un deber hacia la Argentina. Pero no me quejo, porque pienso en los queridos amigos que perdieron la vida y, más todavía, en aquellos que perdieron a sus hijos como el querido Juan Gelman. Mientras que yo tuve la suerte de salvar a mis hijos y a mi mujer.
¿Se arrepiente de haberse exiliado? Muchas veces está el debate entre “el que se fue” y “el que se quedó” sabiendo el peligro que corría.
Bueno, en eso hay un error muy grande en la gente. El Dr. Alfonsín, en vez de hablar de los exiliados, dijo: “Los que se escaparon”. Yo no me escapé. Primero, tuve que irme porque acá, si entraban a tu casa, te mataban a tus hijos. Después, tuve que irme para mantener a mi familia en el exterior. Tercero, yo no participaba de la guerrilla ni de la política de estos organismos, sino que yo tenía otra tesis. Yendo al exilio podía, por lo menos, ejercer el uso de la palabra mientras que acá estaba todo prohibido. No fue de ninguna manera cobardía y lo demostré volviendo. Pero estoy muy contento de haberme ido porque pude seguir luchando. Aquí tendría que haber estado escondido. Los que habían tomado la línea de la lucha armada, como el querido Rodolfo Walsh, no podían irse, porque se habían comprometido con sus compañeros. Pero yo no estaba en esa línea.
Usted dice que no está de acuerdo con las tesis de las guerrillas y siempre cuenta la anécdota de cuando se encontró con el “Che” Guevara en Cuba, y él le explicó cómo habría que hacer la revolución en la Argentina. ¿Qué cree de su figura?
Evidentemente, es un héroe del pueblo. Él podría haber vivido tranquilamente en la Argentina, ejerciendo su profesión de médico y prefirió la lucha. Puso todo allí, puso su vida. Es un verdadero revolucionario. El problema fue que pensó que lo de Cuba se podía hacer también en Argentina, en Bolivia, en otros países. Pero, después de la revolución cubana, Estados Unidos y los demás se armaron en la lucha antiguerrillera. De cualquier manera, yo jamás lo voy a criticar. Él hizo la revolución, yo no hice ninguna.
Para finalizar, ¿Cree que en su vida tiene cosas pendientes que resolver?
El mundo es demasiado complicado como para querer que se resuelvan las cosas. Yo lo que quisiera es ver que se busque en nuestro país un camino seguro para una especie de socialismo. Un socialismo en libertad. Lo espero, pero como dije, hay mucha corrupción en nuestra sociedad.

Alejandro Dominguez habla sobre su regreso a la Argentina

Por Analía Imputato, Estefanía Cendón y Adriano Epiro

Alejandro Domínguez pensó que la B Nacional era solamente un recuerdo. Él, que se inició en Quilmes, en la segunda categoría, ya estaba acostumbrado a estadios europeos y a compartir el campo de juego con los mejores futbolistas del planeta. Sin embargo, eligió retornar a estas canchas sin césped, con pozos y con líneas desdibujadas. En las retinas de los hinchas de River todavía quedan chispazos de su velocidad. En su primer paso por Núñez, Domínguez sumó dos títulos (Clausura 2002 y Clausura 2003) y nueve goles en 29 participaciones. A su habitual habilidad, le sumó experiencia. En 2004, el Rubin Kazan de Rusia le abrió las puertas de Europa. El Zenit de San Petersburgo se lo llevó en busca de grandes objetivos. Y los logró: su principal triunfo fue en la Copa UEFA, la segunda más importante del continente. Tras derrotar al Manchester United en la Supercopa, con Cristiano Ronaldo enfrente, su nuevo destino fue el Valencia, donde nunca encontró la titularidad. Algunas discusiones con el entrenador lo marginaron: en el último año y medio, solamente disputó 26 encuentros y marcó un gol.
Hoy, junto a Fernando Cavenaghi, otro repatriado, intenta manejar los hilos creativos de River, después del primer descenso en su historia. Para el club, el golpe fue doloroso. Y por ahí anda el Chori, a quien no le pesó la responsabilidad y se convirtió en el mejor futbolista de River tras las auspiciosas primeras dos fechas de la incursión del equipo en un terreno poco conocido: la B.
¿Cómo sentiste esta primera experiencia en la B Nacional con River?
Después de los primeros partidos, me quedé muy contento, más que nada porque River llevaba varios partidos sin ganar y pudimos romper la mala racha (NE: victorias 1 a 0 ante Chacarita, de local, y 3 a 1 en la visita a Independiente Rivadavia de Mendoza). Pienso que esto recién comienza, que quedan muchos partidos, aunque empezar con dos triunfos es algo positivo. Necesitábamos este envión. Es reconfortante, ahora todo el plantel está muy contento.
¿Cómo encontraste a River económicamente?
El club tiene muchos problemas económicos. Las cosas se vienen haciendo mal desde hace mucho tiempo. Eso River lo está pagando ahora. Acá hay muchas pujas políticas, cosas que uno no conoce y, por eso, mucho no puedo opinar sobre el tema, pero creo que, ahora, lo importante es mirar hacia delante y dejar de lamentarnos por lo que no se hizo o lo que se pudo haber hecho.
¿Pensabas que cuando te tocara volver a jugar en algún equipo argentino, iba a ser River o estabas abierto a la convocatoria de cualquier otro club?
No, sinceramente ni siquiera tenía pensado volver. Fue algo que decidí muy rápido porque sentí que quería algo que me hiciera sentir feliz. Estoy a préstamo en River. Por eso, a mí todavía me queda un año de contrato con el Valencia. Ahora quiero pensar solamente en el presente de River. Cuando llegue el momento veré qué hago, por ahora estoy muy feliz de estar acá.
¿Cómo tomaste personalmente este regreso al fútbol argentino?
Para mí, es una alegría enorme volver al Monumental. Era algo con lo que soñaba desde que me fui a Europa. Me sorprendió un poco el momento, pero sabía que algún día iba a volver y estaría acá recibiendo el cariño de la gente otra vez. Además, me reencuentro con mis parientes y mis amigos. En definitiva, estoy muy contento de haber tomado esta decisión y de poder estar acá en mi casa y ayudar un poco para que River salga de esta situación.
¿Cuáles son tus expectativas deportivas en cuanto a River?
El objetivo es que River pase lo más rápido posible todo esto. Las expectativas son esas, ascender, pero no a cualquier costo. Tratamos de que la gente pueda disfrutar otra vez del buen fútbol, que hace tiempo le está faltando al fútbol argentino. Por lo visto, estamos en ese camino.
¿Qué te produjo ver el descenso por televisión, a la distancia?
Los periodistas hacen su trabajo, pero tienen que tener bien en claro algo: ellos no son futbolistas. Por eso, deben tener mucho cuidado con lo que dicen porque siempre detrás de los jugadores está la familia. Mientras uno lo pueda manejar, todo bien; pero la familia siempre está sufriendo. Seguí las últimas fechas del torneo pasado y cuando escuchaba a ciertos periodistas me dio bronca, porque suponían que muchos jugadores que estábamos en Europa no queríamos volver. A mí, eso me molestó porque los futbolistas tenemos un contrato, que es una obligación y una responsabilidad con un club. Comprendo su trabajo, pero algunos periodistas se equivocan y piensan que por serlo pueden decir lo que se les ocurra.
Ya tuviste un paso por la B Nacional con la camiseta de Quilmes, ¿Qué recuerdos tenés de esa etapa?
Fue una linda experiencia, tengo muy buenos recuerdos, aunque los resultados no acompañaron. Con Quilmes perdimos tres finales por el ascenso. Fue una lástima porque teníamos buenos jugadores: Adrián Giampietri, un símbolo del club, y el Chapu (Rodrigo) Braña, que ahora está en Estudiantes de La Plata. Después, me convocaron para el Mundial sub 20 de 2001, pero me fracturé el tobillo derecho en cuartos de final y no jugué los últimos partidos. Tuve varios meses de recuperación y, por suerte, me compró River. Ahí ganamos el campeonato local dos veces.
¿Qué recuerdos tenés de tu extensa experiencia en Rusia?
Allá estuve seis años, con Claudia, mi mujer. Los primeros dos años fueron muy complicados. Había muchos obstáculos: el tema del idioma, tratar de adaptarnos al estilo de vida de Rusia, el frío. A veces, pensaba en irme y buscar otros rumbos, pero gracias a dios en esos momentos aparecía la contención de mi mujer, que me apoyó en todo, y pude seguir adelante. Al final, deportivamente salió todo bien, me pude adaptar y encontrar un buen nivel de juego. Tuve la suerte de ganar una Copa UEFA, ganándole al Bayern Munich en las semifinales. Y socialmente, me quedó mucha gente amiga, un amigo con el que nos encontramos a veces. No fue fácil, pero creo que todo sirve y todo ayuda para progresar en esta carrera.
¿A la distancia, podés rescatar algo de tu paso por la liga española?
Sinceramente, las cosas no salieron como yo quería. A fines de 2009, terminó mi contrato con el Rubin Kazan, entonces quedé libre. Recibí ofertas de España y de Italia y me decidí por España, por el Valencia. Tomé una determinación que, a la larga, no fue la mejor. Puse todo mi esfuerzo para adaptarme, pero no tenía minutos de juego y eso no me permitió entrar en ritmo.
¿Qué diferencias encontrás entre el fútbol argentino y el fútbol europeo, después de siete años de experiencia en el exterior?
Hay muchas diferencias: en el sistema táctico, en la manera de ver el fútbol. Incluso se nota en la sociedad, porque allá se vive de otra manera, la gente es mucho más tranquila. Pero en Europa y en Argentina se necesita lo mismo: buenos jugadores. Eso es lo que encuentro de positivo en River, que tiene muchos jugadores jóvenes con mucha calidad, que tienen un gran futuro. Esperemos que la gente de River pueda festejar, porque sería una alegría enorme.
¿Si las cosas salen bien, te ilusionás con un lugar en la selección argentina?
Ojalá. Sé que ahora cambiaron de entrenador. Espero que (Alejandro) Sabella pueda revertir esta situación, después de la eliminación de la Copa América. Argentina tiene buenos jugadores, pero creo que hay que ver qué sucede adentro del vestuario, entre los jugadores. Como no estuve, solamente puedo opinar de lo que se ve desde afuera.
¿Cómo ves el manejo de la Selección en los últimos tiempos?
Como jugador, hay muchas cosas con las que no estoy de acuerdo, pero no las puedo decir, no queda bien. Lo que si puedo decir es que hay un cuerpo técnico nuevo, y cuando se arma un nuevo proyecto siempre se generan grandes expectativas. Creo que estaría bueno que vayan a la selección los jugadores que están pasando por un buen momento y no los amigos de uno o los amigos de otros. Lo mejor que le puede pasar a la selección es que sean citados los jugadores que realmente demuestran que están bien futbolísticamente, porque son los que pueden ayudar a la selección para que vuelva a ser lo que era antes.
Tenés 30 años y el retiro todavía está lejos. Si hacés un balance de tu carrera: ¿sentís que cumpliste con tus expectativas hasta ahora?
Creo que sí. La experiencia en Europa fue buena, porque pude estar muchos años compitiendo en el máximo nivel. Quizás no terminé bien en Valencia, pero ese error me dejó algunas enseñanzas. Igualmente no descarto la posibilidad de volver a jugar a Europa. En Argentina, empecé desde abajo. Gracias a dios, me quedó un lindo recuerdo de Quilmes, sobre todo porque es donde crecí. Aunque fue un paso bastante corto, salimos campeones varias veces y creo que eso me ayudó para pasar a Europa.
¿Cuándo termine tu contrato con River, pensás quedarte en Argentina?
Todavía no lo sé. Recién cuando termine el préstamo llegará el momento de decidir qué hacer. Por lo pronto, tengo un año más de contrato con el Valencia y por más que presione no sé que va a pasar. Falta mucho para eso.

sábado, 17 de septiembre de 2011

“Quedó como que Solanas es malo, a lo que no tuvimos oportunidad de responder”

Por Victoria Agesilao y Sebastián Solari

La diputada nacional de Proyecto Sur, Alcira Argumedo, analizó las elecciones primarias que eliminaron sus posibilidades de postularse para la presidencia en octubre y la frustrada unión con Hermes Binner. “La alianza ya estaba hecha: la conformaban solo el GEN y el partido socialista. Nosotros podíamos entrar únicamente como adherentes, una condición subordinada”, afirmó. Adelantó que harán campaña para diputados en Capital Federal para mantener su rol “en la política argentina”: “plantear temas que en general las otras fuerzas políticas callaban”.
- Pasadas las elecciones primarias, ¿cuál es su opinión respecto al resultado de la puesta en práctica de las mismas? ¿Es un sistema eficiente de votación?
- Me parece que no. Lo que se pudo demostrar es que no aparecían como un modo de selección de candidatos, que hubiera sido lo esperable, sino como un anticipo acerca de las posibilidades de fraude e irregularidades que se pueden dar en los comicios (que fue lo que sucedió debido a la aparición de una serie de denuncias). Esto igualmente no cuestiona el hecho de la contundente victoria que tuvo el oficialismo.
- ¿Y qué opina del sistema de publicidad electoral de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) que permitió exponer televisivamente las campañas de todos los partidos postulados?
- Fue realmente una buena medida, los costos de las campañas son altísimos aún cuando están apoyados por recursos privados. Este elemento creo que fue verdaderamente un aporte que hay que incorporarlo.
- ¿Cree que tuvo importancia el desarrollo de las publicidades en estas elecciones?
- Sí, para los sectores de la oposición permitió tener una presencia en los medios que muchas de las fuerzas no hubieran tenido salvo la experiencia que se tuvo en su momento con Francisco De Narváez, es decir, apelar a la fortuna de sus familiares para llevar adelante las campañas. Si bien de alguna manera hubo una presencia de esos aportes, porque se notaba en el tipo de campaña, en la calidad de los carteles, en la gigantografía, etc., sí se neutralizó bastante lo que era prácticamente escandaloso: que los niños ricos fueran los únicos que se pudieran presentar como candidatos.
- ¿Cree que la estructura publicitaria pudo ser una de las razones del resultado de Proyecto Sur?
- La publicidad era evidentemente muy mala, pero Proyecto Sur cometió muchos errores. Tal vez el más significativo fue pensar que se podía hacer una alianza con el socialismo y el GEN. Se perdió un tiempo fundamental esperando las decisiones de lo que finalmente se conformó como el Frente Amplio Progresista, el cual nos sorprendió muy negativamente con las condiciones que nos impusieron. Después de esperar casi dos meses hasta que se viera qué hacía Ricardo Alfonsín con De Narváez, Hermes Binner con Alfonsín y nosotros con Binner, nos plantean que la alianza ya estaba hecha: la conformaban solo el GEN y el partido socialista. Nosotros podíamos entrar únicamente como adherentes, es decir una condición subordinada bastante inaceptable, y además tampoco se podían discutir los lineamientos programáticos: la candidatura presidencial y de la Provincia de Buenos Aires, los cuatro primeros candidatos a diputados de la Provincia de Buenos Aires y los tres primeros de la Ciudad de Buenos Aires. Verdaderamente parecía una provocación. Y eso nos restó, por una parte tiempo, y por otra parte, quedó como que esto no se había hecho porque “Solanas es malo” o “necesita un psicólogo”. Era una cosa bastante hipócrita, a la cual nosotros no tuvimos oportunidad de responder o por lo menos no nos creyeron que esas fueron las condiciones que nos habían impuesto y que en realidad esto no se quebraba por culpa nuestra.
- ¿Considera que con estos resultados la imagen de Binner puede estar desplazando a Fernando “Pino” Solanas como representante de las necesidades de la centro-izquierda?
- No, puede ser algo circunstancial, pero efectivamente los proyectos son muy distintos si uno los analiza. Nosotros planteamos la necesidad de una reindustrialización del país a través de industrias básicas, ferrocarriles, industria naval, aeronáutica, que permitan un desarrollo científico-tecnológico propio y además estamos impulsando un área de empresas sociales de calidad para absorber mano de obra desempleada. Sin duda tampoco fuimos creíbles en esto, porque cuando hay una cierta incertidumbre, en general la tendencia, que fue lo que pasó en el 95 con Menem, es “no cambiemos nada para ver si afrontamos la situación”.
- ¿Considera que la lógica del 95, “no cambiar para afrontar la situación”, fue lo que sucedió en las elecciones con el llamado “voto del campo”?
- En general yo creo que fue un voto que, por lo que dicen algunas encuestadoras más o menos serias, en una altísima proporción tuvo que ver con pretender que se mantenga una cierta estabilidad económica y debe haber cruzado transversalmente a una sociedad que, más allá de que esté muy bien o no tan bien, tiene miedo a estar muy mal. La presencia del 2001 todavía está muy fresca.
- En vista a las elecciones de Octubre y considerando el “miedo a estar muy mal” que afirma sienten los argentinos, ¿considera que la oposición debería unir fuerza y conformar un bloque?
- El problema es que en la oposición hay tensiones y puntos de acuerdo. Los vasos comunicantes entre los aparatos políticos del PJ y la UCR son muy fuertes en muchos casos aunque hay contradicciones secundarias en luchas de poder, pero no tengo la sensación de que en lo inmediato se puedan lograr acuerdos. Me parece que tanto Eduardo Duhalde como Alfonsín pretenden continuar con sus candidaturas y es muy probable que crezca un poco Binner, sacando bajas radicales porque es más viable ese proyecto que la posibilidad de Alfonsín. Pero creo que de todas maneras, todo indica que Cristina Fernández de Kirchner va a ganar en la primera vuelta.
- Dentro de los candidatos que lograron el 1,5% se encuentra Elisa “Lilita” Carrió, quien salió segunda en las elecciones de 2007. ¿Cree que hizo bien en bajarse de las presidenciales?
- Carrió sufrió una caída muy fuerte porque a diferencia nuestra, que recién empezamos a caminar (tenemos tres años en la Capital Federal y dos años en la Provincia de Buenos Aires), ella venía de elecciones muy importantes y tenía un cierto caudal de votos. Al bajar éste tan marcadamente, estuvo bien en decidir dar un paso al costado.
- ¿Cuál será el rol de Proyecto Sur de aquí a octubre teniendo en cuenta que siguen en la carrera para diputados en Capital Federal?
- Nosotros vamos a hacer la campaña para Diputados en Capital y en cuatro provincias del sur. Queremos reforzar la presencia en el Parlamento, porque pensamos que el rol que cumplimos en los últimos 3 años en la política argentina fue el de plantear temas que en general las otras fuerzas políticas callaban, como es el tema de la necesidad de recuperación de los recursos estratégicos, el desarrollo de una industria propia ferrocarrilera, la cuestión del petróleo y el gas. El tema de la deuda externa es otro eje importante, es decir aquellos aspectos que llamamos las venas abiertas de Argentina por donde se desangran riquezas que son claves para dar una respuesta a los cambios de época que estamos presenciando.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Lunes 12 de septiembre: Investigación periodística

Hola, mañana trabajaremos con los temas de investigación, para la nota final. La idea es que vayan pensando algunos temas. En base a ello comenzaremos atrabajar con las fuentes. Recuerden que los textos sobre el tema que están en fotocopiadora son los de: Leonarda Reyes, Del Rio Renyaga y Sala de Prensa. También el capítulo de Raúl Clauso, que en clase olvidé mencionarlo.
Debajo les pego una nota (también el link) de ejemplo, del periodista Darío Aranda y también su blog para que vean otros trabajos.
http://darioaranda.wordpress.com/2008/10/13/la-deuda-que-sigue-pendiente/

Por otro lado, socializo un sitio que una compañera compartió hace una semanas en comentarios, pero no creo que todos lo hayan visto:
http://www.puroperiodismo.cl/?p=13149&cpage=2#comment-2886

Saludos, Clarisa.

Título
La deuda que sigue pendiente
Copete
El Congreso sancionó en 2006 una norma que prohíbe los desalojos indígenas y fija tres años para un censo catastral. Pero la expulsión de pueblos originarios siguió adelante y, a sólo un año de expirar el plazo, aún no se inició el relevamiento de tierras.

Nota
En un rápido debate, el 1º de noviembre de 2006 la Cámara de Diputados sancionó la Ley 26.160, que prohibió los desalojos de comunidades indígenas durante cuatro años y ordenó relevar, en tres años, las tierras que ocupan los pobladores ancestrales de todo el país. El Gobierno la presentó como una “reparación” para los pueblos originarios. Las organizaciones indígenas la evaluaron como una herramienta más para sus reivindicaciones, producto de sus luchas y resistencias, y no de la dádiva política. A dos años de vigencia de la ley, los desalojos no se detienen, en ninguna provincia comenzó el mapeo catastral y no existen explicaciones del destino de los fondos. Los pueblos originarios señalan una causa principal: total falta de voluntad política, tanto del gobierno nacional como de las provincias. Según consta en la legislación, sólo resta un año para finalizar el censo territorial que aún no comenzó.


Desalojos diarios

Durante la noche, con metrallas, blindados y violencia. El 28 de julio último, en El Talar, departamento de Ledesma, Jujuy, en territorio ancestral de la comunidad guaraní Jase Endi Guasu, hombres, mujeres y niños fueron reprimidos, sus casas destruidas con topadoras y luego incendiadas. El gobierno jujeño, por medio del Instituto de Colonización, había cedido esas 2000 hectáreas -con la comunidad dentro- para desmonte y posterior siembra de soja. La Justicia, de la mano del juez Argentino Juárez, ordenó el desalojo. La policía ejecutó la represión. La Ley de Emergencia de Propiedad Comunitaria (26.160) fue violada, aunque su artículo número dos es claro: “Suspéndase la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos, cuyo objeto sea el desalojo”.

“La situación en El Talar fue grotesca. Se pisoteó la 26.160, pero es el botón de muestra de lo que sigue sucediendo en la gran mayoría de las provincias”, afirmó el abogado Enrique Oyharzábal, histórico defensor de las luchas indígenas del Noroeste del país.

El avance sobre territorio indígena se repite en innumerables casos en Salta, Santiago del Estero, Misiones, Chaco, Formosa, Tucumán, Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut. Los estados provincial y el nacional, junto con una variedad de sectores empresariales (multinacionales mineras y petroleras, hasta pasteras e ingenios azucareros, y los infaltables productores sojeros) impulsan desalojos de comunidades originarias.

“Hay un claro avance del sector privado por los recursos naturales. Es un modelo extractivo que cada día va por más, que avanza con complicidad política y judicial. Lo que nunca avanzan son nuestros derechos, sean gobiernos peronistas o radicales no hay respuestas, no aparecemos en sus agendas”, resumió Mauro Millán, de la Organización Mapuche-Tehuelche 11 de Octubre de Chubut.


Relevamientos frenado

“Durante los tres primeros años, contados a partir de la vigencia de esta ley, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas deberá realizar el relevamiento técnico, jurídico y catastral de la situación dominial de las tierras ocupadas por las comunidades indígenas”, legisla el artículo tres de la 26.160. A sólo un año de finalizar el plazo para el censo de tierras, aún no comenzó en ninguna provincia.

La Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra (UST) nuclea a familias campesinas e indígenas de Mendoza, zona por excelencia del pueblo huarpe en el norte provincial y mapuche en el sur. “No se detuvieron los desalojos, menos se comenzó con el relevamiento y reconocimiento de territorio. Es un deber del Gobierno y es claro que no lo está cumpliendo”, explicaron desde la UST, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI).

Para la realización del censo debía conformarse equipos técnicos en cada provincia. Pero ése fue otro botín de disputas políticas del gobierno nacional y los provinciales, donde se avanzaba o retrocedía según el signo político y el nivel de independencia del equipo. Ejemplos sobran: en Río Negro no se dio participación al Consejo Asesor Indígena, la organización mapuche más grande la provincia.

Similar realidad ocurre en el resto del Norte argentino. “No hay ni un relevamiento. Está todo congelado. Da impotencia ver cómo pasa el tiempo y no hay voluntad política para avanzar”, afirmó Julio García, abogado especializado en derecho indígena, que desde hace una década acompaña a comunidades de Formosa, Chaco y Misiones. El Equipo Misionero de la Pastoral Aborigen (Emipa) coincide: “En Misiones no pasa nada. El gobierno provincial demora todos los intentos de avance y el INAI permite que las empresas, los particulares y el Estado provincial, por acción y por omisión, violenten el territorio ancestral”.

En la Patagonia son otras las organizaciones pero los mismos reclamos. “No conozco ni una comunidad que haya sido relevada”, sintetizó Gustavo Macayo, abogado referente en las luchas indígenas del noroeste de Chubut. En la misma región, Mauro Millán -de la Organización 11 de Octubre- es más escéptico: “No sucedió ni sucederá nada. Es un reflejo de la política indígena del gobierno nacional y provincial, no cumplen ni una de las leyes que refieren nuestros derechos”.

Fondos perdidos

El artículo cuarto de la ley asigna 30 millones de pesos para los tres primeros años. “Dudo de que el dinero exista”, arriesga Sonia Ivanoff, coordinadora del Equipo Técnico Operativo de Chubut, órgano oficial de implementación metodológico de la 26.160, y asegura que no ha bajado dinero a ninguna comunidad de esa provincia. El abogado chaqueño Julio García, que asesoró al Instituto del Aborigen Chaqueño (Idach) para la implementación de la ley, cree que el dinero existe, pero considera exigua la suma para la tarea a desarrollar y sospecha que tuvo un destino equivocado: “No ha llegado a ninguna comunidad. Toda la caja está en el INAI, ellos manejan a antojo, compran y cooptan, y no rinden cuentas a nadie”.

“La falta de aplicación de esta ley en beneficio de las comunidades, la inexplicable demora en la aplicación del programa de relevamiento y el ocultamiento de la información sobre fondos públicos que deberían destinarse a las comunidades dibujan el más lamentable de los escenarios: el presupuesto de 30 millones es, al menos en Río Negro, un botín de fondos públicos destinado a alimentar un grupo de burócratas que ejercen como mapuche profesionales”, advierte el comunicado del Consejo Asesor Indígena.



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Los aciertos y las dudas sobre la ley

La Línea Sur de Río Negro es el camino que une los extremos de la provincia, Viedma y Bariloche, el mar y la montaña. Es una llanura extensa, de clima hostil, desértico y con innumerables comunidades mapuches asentadas desde antes de que esa tierra sea llamada Argentina. El Lof Mapuche Pedraza-Melivillo, descendiente de los primeros habitantes, enfrentó una orden de desalojo del gobierno provincial, en diciembre de 2006. Junto al Consejo Asesor Indígena (CAI) resistieron la medida y lograron interponer la Ley 26.160 para permanecer en el lugar. A un mes de ser sancionada, la legislación cumplía su cometido. El CAI la reconoce como una herramienta, pero también advierte sobre una serie de baches que tienen un doble filo para los pueblos indígenas.

“La ley sirvió, pero no por virtud de los políticos ni de los jueces, sino porque estamos organizados, nos movilizamos y luchamos políticamente para evitar los desalojo”, explicó Chacho Liempe, del CAI, y considera la norma como “una cortina de humo para dejar pasar tiempo, frenar la lucha de los pueblos indígenas, dividir y cooptar comunidades”.

La 26.160 es breve: veintiséis líneas que conforman siete artículos. Al legislar sólo en casos de comunidades que “tradicionalmente ocupan”, deja fuera a las familias que desean volver a sus tierras ancestrales; contempla sólo a quienes cuentan con personería jurídica (no hay cifras oficiales, pero las organizaciones estiman que son amplia mayoría las que no tienen reconocimiento legal. Caso testigo el de Misiones: con más de cien comunidades, sólo 26 tienen figura legal). Ambos situaciones van a contramano de legislación internacional.

Otro fuerte cuestionamiento es la incertidumbre sobre qué sucederá luego de realizar el relevamiento. Ni la ley ni el Gobierno contemplan un programa de regularización territorial ni mucho menos expropiaciones a favor de las comunidades. “La 26.160 propone un mapeo de tierras, pero no va más allá. Se queda a mitad de camino. No propone nada. Pareciera dejar todo librado a que cada comunidad haga juicio, pero ése sería un camino largo, costoso y que no asegura buenos resultados para los pueblos indígenas”, explicó el abogado Enrique Oyharzábal.

Una solución de fondo, reclamada por las organizaciones más críticas, es analizar el proceso histórico de usurpación de tierras a los pueblos indígenas, tomar como prueba la infinidad de material revisionista existente y poner en tela de juicio los títulos de propiedad sospechados. Los principales opositores de una acción de fondo son los estados provinciales (aún poseedores de tierras fiscales), grandes estancieros y empresas internacionales.
Publicado en Página/12 el 12 de Octubre de 2008