jueves, 21 de octubre de 2010

Facultad tomada

Por Julieta Gros (Comisión 35)
El escrutinio improvisado arrojó el resultado y la masa de estudiantes, reunida el 9 de Septiembre frente a la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales, se encaminó, silla en mano, desde la calle Ramos Mejía hacia la avenida Corrientes. El corte de esta avenida en plena hora pico generó inmediatamente el colapso del tránsito. Las cámaras de CN5 hicieron su aparición para capturar el hecho novedoso, cumpliéndose así el principal objetivo de la movilización: adquirir visibilidad.
La irrupción del espacio público tomó la forma de una clase. Los estudiantes dispusieron las sillas sobre la avenida de cara al titular del Seminario de Diseño Gráfico y Publicidad, Carlos Savransky, quien, provisto de un micrófono, se propuso continuar, como todos los jueves, con los contenidos del programa. Durante su discurso preliminar planteó la importancia de la lucha, pero también la necesidad de no abandonar la materia. Según su opinión, perder el cuatrimestre significaría el triunfo del más fuerte, cuya estrategia, estructurada sobre la base de la indiferencia y el cierre a toda posibilidad de diálogo, buscaba el agotamiento y la frustración de los estudiantes organizados. Frente a esta estrategia, Savransky planteaba la necesidad de desarrollar, sobre la base de la astucia, lo que el jesuita, historiador y filósofo francés Michel De Certeau denominó “la táctica de débil”. En este sentido, el lema propuesto por Carlos era “la lucha sostenida sin por ello vaciar de contenido lo que debería ser un espacio de pensamiento y reflexión”. Dicho esto, el titular prosiguió con la temática planificada para esa fecha: la problemática de la percepción.
Bastaron sólo unos minutos para que el contexto en que se estaba desarrollando la clase hiciera sentir su carácter excepcional. Desde sus autos, los conductores expresaron su bronca e indignación mediante incesantes bocinazos que contaminaban el ambiente y que hacían cada vez más difícil para los estudiantes escuchar al profesor. Tampoco faltaron transeúntes que, al pasar por los costados de la clase improvisada, vociferaran sin ningún tipo de escrúpulo frases tales como “¡Vayan a trabajar, manga de parásitos!”. Muchas de estas frases causaron risas entre los estudiantes, e incluso en el propio Savransky. Otro tipo de reacción generó, en cambio, la aparición inesperada de dos ambulancias que urgieron la liberación de algún carril de la avenida. Rápidamente los estudiantes despejaron el carril izquierdo, el cual quedó a partir de entonces disponible para futuras emergencias. Las cámaras de televisión registraron cada uno de estos acontecimientos desde una distancia prudente, y lejos de molestar, sus luces potentes resultaron de gran utilidad para quienes intentaban tomar apuntes.
Pese a todas estas interrupciones, Savransky logró sostener el dictado de la clase. A las 9 de la noche dio por finalizado lo que él consideró como un ejemplo de lo que debería ser “una lucha inteligente: una lucha que ponga en práctica la teoría, condición, esta última, sine qua non, para la eficacia de la primera”.

No hay comentarios: