martes, 16 de septiembre de 2008

Homenaje a un ícono de los niños

LA GALERA ENCANTADA ESTRENÓ EN EL TEATRO CERVANTES “MARÍA ELENA”

La obra forma parte de los festejos por el aniversario Nº 30 del grupo de teatro infantil que desde hace diez años tiene su sede en Palermo Hollywood. Su director, Héctor Presa, recuerda sus inicios y explica cómo trabaja un equipo de artistas con una pasión en común: los más pequeños.

Por Clarisa Analía Vittoni (Comisión 10)

Héctor Presa es actor, dramaturgo y director de un grupo de teatro infantil que este año festeja su trigésimo aniversario. Tuvo la oportunidad de llevar sus espectáculos a distintas partes del mundo y recibió por ellos 56 premios nacionales e internacionales. Estrenó en las vacaciones de invierno una obra en homenaje a María Elena Walsh y reestrenó también uno de los primeros espectáculos de la compañía: “El Hado de Pistacho”. Entre bambalinas y disfraces, Presa contó cómo fueron esas experiencias y recordó que también para los adultos es importante “abrir las puertas para ir a jugar”.

¿Cómo fue que descubrió su vocación, su amor por el teatro?
Yo empiezo de muy chico a hacer trabajos que tienen que ver con canto para chicos, de una manera totalmente amateur, tipo hobbie. Entré en algún coro, me gustaba cantar, y estas cosas fueron las que fueron llevando a empezar a definir que en algún lugar me gustaba estudiar teatro.

¿Con quiénes se formó?
Me formé con Ruben Correa, como docente de Teatro; con Alberto Medisa, como docente de Dramaturgia, y con Diana Machado, como docente de Coreografía.

Leí en entrevistas anteriores donde decía que creía en la formación del grupo, que confiaba en el trabajo en equipo. ¿Recuerda cómo se formó su grupo, “La Galera”?
Sí, yo trabajé toda la vida en grupo. Yo creo en los grupos de trabajo, creo en la no democracia de los grupos de trabajo, creo que tiene que haber cabezas en las áreas. La Galera se forma a partir de que yo estaba haciendo teatro por mi cuenta y un día llegué a una Asociación Civil sin fines de lucro a hacer una función y había un grupo de gente que dirigía una pedagoga, Dora Sterman. Yo venía con un éxito rotundo con mis trabajos y ella me dijo que el trabajo le había parecido actoralmente bárbaro y pedagógicamente una porquería. Nos quedamos charlando y me interesó mucho lo que hablaba y a la semana me fui a encontrar con ella y le propuse armar un grupo.

Leí en otras entrevistas también que su trabajo era “emocionar y entretener”. La pregunta es ¿cómo emocionar desde el teatro a chicos que están cada vez más motivados por las nuevas tecnologías?
Creo que buscando las bases. La gran diferencia es que todo lo que proviene de la tecnología está distante, quiérase o no está a través de una pantalla, no usa el vivo, no está el uno a uno. Creo que la única razón por la que el teatro sobrevive a lo largo de los años es porque enfrenta directamente al espectador con el actor en un hecho irrepetible, aquí y ahora y a lo largo de toda la vida no hay una sola función igual a la otra.

¿Cómo fue el estreno de María Elena ?
María Elena formó parte, al igual que Robin Hood, en el teatro Cervantes de los festejos de estos 30 años de La Galera y fue para festejar, homenajear a alguien que de alguna manera hizo que mi niñez tuviera un color determinado. Lo que la Walsh logró en las cabezas nuestras fue el permiso, estar ahí, estar involucrado con una persona que tenía semejante libertad hacía que uno se sintiera más libre y pudiera hacer otras cosas. Esto hace que de repente ella haya sido la que abrió los lugares para que uno se sintiera libre y caminara tranquilamente por todos los espacios. Tenía tal libertad en su forma de expresar y todo que hizo que las canciones quedaran a través de todas las generaciones. Así que es un proyecto fantástico, muy querido y que esperemos pueda durar mucho tiempo más.

Tengo entendido que la idea de la obra era preguntarse de dónde sacaba María Elena Walsh sus ideas; ¿de dónde saca Héctor Presa sus ideas?
Yo creo que lo que dice la obra es un poco lo que nos pasa a todos los autores. Uno saca las cosas de adentro, de lo que vive, de lo que imagina, de lo que delira, de lo que huele, de lo que palpa a diario. De ahí surgen las ideas, de ahí surgen las motivaciones, de las experiencias personales, de la educación que uno tuvo.

Por último, teniendo en cuenta la temática humanística que recorre sus obras, ¿algún mensaje que le quiera dejar a los chicos?
En general por ahí el mensaje que nosotros podemos dar a través de La Galera es que cualquier temática puede abordarse a partir del juego y que en la medida que los adultos nos acerquemos cada día más al lenguaje del juego vamos a estar más cerca de la niñez. Me parece que ese es el mensaje para dejar no sólo a los chicos sino también a los grandes. Que los grandes vean que jugando los chicos entienden y que los chicos entiendan que jugando se pueden vincular con los grandes. Me parece que ese el nudo que une las dos historias, la historia nuestra, la historia de las obras que hacemos y la de los espectadores que vienen a ver las obras. Como si todo fuese un gran juego en donde como dice el refrán: “hay que abrir la puerta para ir a jugar”.

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