jueves, 4 de septiembre de 2008

Historia de vida

“YO ROBO, PERO NUNCA ME CONSIDERÉ UN MAL TIPO, UN CRIMINAL”

Por Camilo Alves y Lucía Chiaro (Comisión 8)

Entrevista a Walter (nombre ficticio para proteger la identidad del entrevistado), ladrón de la zona de Villa Soldati. Veinte horas después de otorgar esta entrevista cayó preso por tentativa de robo y tenencia de estupefacientes.

Walter ¿a que edad empezaste a robar?
Y… yo empecé de pendejo. A los doce ponele. Apenas terminé el primario. No podía seguir estudiando y donde yo vivo (Villa Soldati) no podés elegir mucho: cartoneás o choriás.
¿Y que robabas al principio?
Empecé pungueando, como todos. Robaba billeteras, carteritas, medallitas, algún reloj… todavía no había celulares (risas). Eso hasta que le agarrás la mano, vas aprendiendo, hasta que te juntás con otros y organizás alguna cosa más grande, una “salidera” ponele.
¿Qué es una salidera?
Es cuando arrebatás. Esperás a alguno que tenga un maletín, un reloj caro, cualquier cosa que se pueda manotear. Vas corriendo o en moto y se la arrebatás.
¿Y sacás mucho con eso?
Y depende. Una vuelta arrebatamos un maletín y había cinco mil pesos. Esa fue una noche de joda grossa (risas). Otras veces abrís el maletín y hay puros papeles, facturas, boludeces así. Te querés matar.
¿Y asaltos?
Eso ya es para cuando estás mas piola. No es joda el asalto, se hace cuando tenés más cancha. Hay pendejitos que recién empiezan, pelan un cuchillo y van a asaltar así nomás, terminan todos muertos al toque.
¿Los mata la policía?
¡No, ni ahí! Los matan los tipos a los que van a afanar. Son pibitos de once, doce años, no tienen idea. Y no todos se asustan cuando ven un cuchillo, algunos reaccionan pegando. Y los pendejos esos no la aguantan, si casi no comen. Apenas sirven para correr un poco. Los agarra alguno y los caga a trompadas y los pibes terminan hechos mierda, algunos no zafan.
¿Vos cuándo empezaste a asaltar?
A los diecinueve ponele. Creo que fue un kiosco, no me acuerdo. Te llevás la guita y corrés. La hacés y te vas, no boludeas. Algunos boludean demasiado tiempo, se hacen los malos, buscan más guita o se quedan robando fasos y cae la cana o resulta que el kiosquero tenía un fierro o algo y ahí cagaron.
¿Llegaste a matar a alguien?
No. Bah, creo que no. Yo no voy por ahí a matar gente, pero si lo tenés que clavar o meterle un tiro en una gamba y bueno, lo hacés. Sino cagaste vos. Pero no le tiras a matar ni le metes cincuenta tajos. Es para asustarlo o que no se mueva ni te corra. Pero no sé… a lo mejor alguno se murió, yo no me enteré. Pero matar por matar, no.
¿Caiste muchas veces preso?
Y… ya van tres. Yo empecé a los doce, ahora tengo veintisiete. En todo este tiempo caí nada más que tres veces. Es poco.
¿Te sentís un triunfador en ese sentido?
Y sí, puede ser. Pero en cualquier momento se te corta, hacés alguna gilada y estás listo. En esto uno no puede equivocarse mucho.
¿Cuál es el peor error que puede cometer un ladrón?
Buchonear. (Delatar a otro) Te hacen la cruz y ya no podés vivir tranquilo. Ni siquiera podes seguir afanando porque te van a entregar al toque, los otros ya te marcan. Y si estás guardado peor, te matan ahí mismo.
¿Vos sentís que elegiste ser ladrón o no te quedó más remedio?
Y un poco sí… (pausa). Aunque en realidad no es que lo elegí… yo hubiese elegido seguir estudiando si hubiese podido. Es más bien como que tuve que elegir entre dos cosas que no me gustaban, que eran cartonear o robar. Elegí robar porque me pareció más fácil. No era tan fácil, pero bueno… ya quedé en esto.
¿Y conocés a alguien que sí haya dejado la “profesión”?
Algunos, pero son muy pocos. Si ya entraste en ésta es muy difícil que salgas. Primero porque nadie te da laburo si estuviste preso, y es algo que no se puede esconder. Y segundo porque se vuelve tu forma de vivir. Los que la cortan es porque se mandaron una cagada grosa, como buchonear a alguien. O si no porque hicieron mucha guita, algún golpe importante. Igual siguen, la mayoría sigue. Es tu forma de vivir, es lo que hacés. Siguen por gusto
¡¿Siguen por gusto?! ¿cuál es el gusto?
El gusto de robar, el gusto de sentir emoción.
¿Vos sentís emoción cuando robás?
(Firmemente) No, yo ya no siento nada.
¿Nunca?
No… a lo mejor cuando la guita que saco es bastante, me alegro, porque la puedo hacer durar. Ahora soy más cuidadoso con la guita, porque antes gastaba todo de un saque, y tenía que salir a afanar más seguido. Si hiciste una buena guita y encima la cuidas podés estar sin afanar un tiempo, yo estuve como un mes y medio sin robar, por un asalto que hice. Saqué mucho y la cuidé.
¿Y te gustó eso de vivir sin tener que robar?
Sí, estás más tranquilo. Pero igual sabía que no tenía un piso ¿entendés? Sabía que esa guita se me iba a acabar por más que la cuide y que tarde o temprano iba a tener que salir a afanar de vuelta.
¿Dónde hay más ladrones en Buenos Aires?
Ladrones hay en todas partes. En todas partes. El verdulero que te cobra de más, compra la verdura a dos pesos y te la cobra a veinte. Los políticos, los forros estos (por la policía). Chorros hay en todas partes. Vos mismo podés ser chorro. La diferencia es que yo pongo la jeta, me la juego. Yo, lo más probable, es que termine muerto en una zanja, pero porque voy de cara a afanar. Pero robar, roban todos. En todos lados.
¿Cómo es un día típico en tu vida?
Me levanto a eso de las diez, depende lo que haya hecho a la noche (risas). Y.. no sé… desayuno con mi primo, salgo a caminar por el barrio, voy con los pibes y vemos que hacer… si hay alguna punta, cómo la vamos a hacer. Si no salimos a caminar y vemos… si se cruza alguno con pinta de tener guita, la hacemos. Reventar un ciber o un locutorio no, eso se planea más, no podés ir así nomás porque lo más seguro es que te agarren.
¿Todos tus amigos son ladrones?
La mayoría, algunos no. Pasa que la gente que no chorea, no confía en vos. Y tienen razón, un poco. Igual hay mucho prejuicio. Yo robo, pero nunca me consideré un mal tipo, un criminal. Sí, te va a sonar raro, pero yo en realidad no quiero hacerle mal a la gente. Lo mío es necesidad. Ya es tarde para volver atrás, pero no soy un monstruo. Yo tengo gente que me quiere. Creo que eso me salvó varias veces.
¿En qué sentido?
Y… si tenés alguien que te espera en casa, hay cosas que no las hacés. Te arriesgás menos. Vos pensá que esa persona siempre está con el corazón en la boca esperándote, sabe que en cualquier momento caes preso o te boletean. Y yo tengo gente que me espera, entonces no me puedo cagar en eso, no puedo arriesgarme más de la cuenta, porque no me cago solamente a mí, los cago a ellos.
¿Estás casado o en pareja?
No, ya no. Tuve una mujer, no estábamos casados pero convivíamos.
¿Y cómo tomaba ella tu profesión?
Y bueno, eso es lo que a la larga nos terminó separando. Ella no se bancó tener que estar todos los dias viendo si yo volvía a casa o me tenía que ir a ver a la comisaría o aparecía muerto en algún lado. Al principio se la bancan, pero no es joda esto, es dura la cosa. Aparte te faltan muchas cosas, no te creas que yo saco un toco con cada robo. Yo saco para vivir, pero no tengo lujos. Y eso a las mujeres les importa mucho. Otra cosa es que no les podés dar un chico.
¿Por qué?
Por lo que hacés. Yo no puedo hacerme cargo de un pibe haciendo lo que hago. Caigo preso ¿y quién lo mantiene? ¿qué le digo? ¿”Papá clavó a un tipo y por eso lo encerraron”?
¿Los ladrones no tienen hijos entonces?
No, la mayoría tiene. Y casi todos tratan de ser buenos padres, ojo. Pero no se puede, no se puede ser chorro y educar a un pibe fuera de eso. Yo no es que no pueda tener hijos, no quiero tenerlos, porque la van a pasar mal. Lo más probable es que terminen en la misma que yo y yo no quiero más chorros. Yo ya te dije, lo mío fue una elección hasta ahí. Yo nunca le dije a nadie “salí a chorear, que te va a ir bárbaro”. Al contrario. Yo a los pendejos les diría que no afanen, pero no me van a hacer caso. A mi me lo dijeron y seguí lo mismo. Entonces lo único que puedo hacer es decirles que no se manden cagadas, que no se les vaya la mano.
¿Sos una especie de maestro? ¿Dónde se aprende a ser ladrón?
Maestro no soy, ni lo quiero ser. Pasa que tampoco quiero que los maten por no saber algunas cosas. Escuelas de chorros no hay. Se aprende en la calle. La escuela, si querés, es Devoto o Caseros. Vos caés en cana y lo primero que te preguntan tus compañeros de celda es “¿Qué te pasó?”. “Y… me pasó así, así y así” y te dicen “no, sos un boludo, tenés que hacer así y así…”. Y ahí aprendés, de lo que vivieron otros. Aparte por ahí justo está escuchando un pendejo que cayó por robar un celular y también aprende. En la cárcel ser chorro es lo más común, es lo normal, no tenés nada que esconder… ¡si todos son igual que vos! Entonces podés hablar bien, sin recatarte, y aprendés. Compartís, que se yo. Es como un club (risas).

No hay comentarios: