jueves, 10 de julio de 2008

Entrevista al director Pablo Reyero, egresado de la carrera de Comunicación

Por Sandra Spina (Comisión 8)
En el mismo lugar donde hacía poco más de una década interactuaba con cámaras y aprendía gran parte de su oficio, el director y periodista Pablo Reyero reflexionó sobre diversos aspectos y motivaciones de su carrera y trabajo profesional. El marco fue una conferencia de prensa realizada el lunes 9 de junio, en el estudio de televisión de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, para alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación.
Con un estilo cordial y un tono de voz suave, Reyero se mostró amable y nada reticente. Su discurso marcó el transcurso de una entrevista cargada de seguridad y sinceridad.
¿Cuál cree que fue el aporte de la carrera para la manera de documentar la realidad en su trabajo?
Me dio un bagaje teórico muy diverso, una capacidad de analizar la realidad que es una herramienta única de esta carrera que no está en ningún otro lado. Eso me sirvió para la vida, en general, y para la profesión, en particular.
¿Siente que faltó algo?
Quizás más fuertemente la parte práctica, pero después lo adquirí en el propio trabajo mediante ensayo y error, y en la lucha por conseguir un trabajo, en colaboraciones en la gráfica o investigaciones para televisión.
¿Cómo fue su inclusión en el ambiente cinematográfico teniendo en cuenta que su formación fue en la UBA y no en una universidad específica de cine?
Es más difícil pero la UBA cuenta con gran reconocimiento y se valora la teoría. Es el gran valor que tiene la universidad pública y hay que defenderlo. En mi caso particular, también tiene que ver con elegir dónde pararme dentro de lo audiovisual y en Argentina. Dentro de este medio, ocupo un lugar más o menos marginal por decisión, busco proyectos puntuales y me mantengo más al margen. Mi forma de hacer cine poco tiene que ver con la forma industrial.
¿Específicamente qué fue lo que lo llevó a elegir esas temáticas más underground del suburbio, como las drogas o la violencia?
Porque me parece que es más real eso que otros temas. En el fondo, creo que es un mundo cotidiano. Los temas no son tan marginales, sino marginalizados. Y ahí está la veta periodista para develar la historia oculta debajo de la baldosa y buscar la verdad en su esencia.
¿Cree que influye o ayuda a cambiar la sociedad el hecho de mostrar la verdad?
Una película no va a cambiar la sociedad, ni va a hacer una revolución. Sí creo en los cambios culturales, en los sistemas de pensamiento, que son procesos a más largo plazo. Hoy en día la batalla es social. Pero en el terreno de las culturas se disputa también el hecho de intentar hacer de este mundo un lugar un poco mejor.
Después de Dársena Sur, la prensa marcó el inicio de un “nuevo documental argentino”, ¿qué opinión le merece?
Ninguna. Los rótulos pesan más de lo significa realmente ayudar a alguien. Tienen que ver con necesidades de la crítica, de un sistema. Son definiciones que ayudan a objetivizar un movimiento complejo y no tan definido. No creo en ese boom del “nuevo cine documental argentino”. Hay muchas raíces para rastrear a lo largo de la historia que demuestra que eso no es así.
¿A qué se debió su pasaje a la ficción?
Ficción siempre quise hacer. En realidad me llevó mucho tiempo llegar a hacer mi primer película de ficción porque no es fácil teniendo en cuenta que es un medio muy caro y que, en el mundo, todos los recursos cada vez están más concentrados en menos manos. Ellas hacen que sus propias motivaciones y negocios moldeen determinados gustos. Las películas del “nuevo cine” no dejan de ser moda y venden porque les conviene, son un negocio. Realmente cada vez cuesta más hacer películas independientes de la cabeza.
¿Tuvo que ceder en algo para hacer sus películas?
No, en realidad el camino se hace más lento. Siempre intenté hacer todo lo que me gustaba y me han salido cosas buenas y malas. Todo tiene sus pros y sus contras: podes hacer sólo lo que querés y camo lo querés, pero tenés que aguantar más todos los escollos que se puedan presentar.
¿Tuvo propuestas de la industria cinematográficas que le hayan atraído?
No acepto propuestas para hacer algo con lo que no esté convencido porque no me saldría, no tiene que ver con mi naturaleza. Las tres o cuatro oportunidades que tuve para hacer una película concreta por encargo, pero con algo que no me interesaba, no acepté. (Hace una pausa y se ríe) para desgracia de mi bolsillo.

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