domingo, 21 de agosto de 2011

Conferencia de Prensa con Victoria Montenegro

Por Laura Anapolsky
Aparecer. “Aparecer” es el verbo que eligió Victoria Montenegro para referirse a los nietos recuperados. Recuperados de una mentira violenta y perversa de apropiación. Mentira en la que ella vivió durante 25 años. “Para mí –empezó contando Montenegro en la conferencia de prensa que dio el lunes 13 de junio último en la sede de constitución de la facultad de Ciencias Sociales de la UBA- los desaparecidos eran subversivos y saber que era hija de desaparecidos me convertía a mí en mi propia enemiga”.
Victoria Montenegro nació el 31 de enero de 1976 y según el archivo de Abuelas de Plaza de Mayo, desapareció con sus padres Hilda Torres y Roque Montenegro, militantes del ERP, 13 días después. Ella no supo de su origen biológico hasta el año 2001. En la conferencia de prensa en la facultad de Sociales, ninguno de los casi 60 estudiantes presentes, emitía sonido alguno mientras hablaba Montenegro: no querían perderse ni una imagen de la impactante y dolorosa historia que rememoraba la entrevistada y a medida que pasaba el tiempo, vacilaban cada vez más en hacerle la pregunta siguiente.
Victoria contó que de chica le enseñaron que en Argentina había habido una guerra contra la subversión, que quería implantar un modelo ajeno al ser nacional, que ponían bombas y mataban niños. En ese entorno, su “padre” (el Coronel Herman Tetzlaff) era un soldado valiente que había combatido en la guerra. Las Abuelas de Plaza de Mayo representaban la victoria de la subversión en el marco ideológico y por ello atacaban a la familia cristiana y sembraban la duda. “Para mi, la subversión era el enemigo y eventualmente el que podía llegar a matar a mi papá.“ afirmó Montenegro.
“Yo nunca tuve dudas, yo estaba convencidísima de que era hija del matrimonio Tetzlaff - Eduartes”, contestó cuando le preguntaron cuándo había empezado a dudar de su origen. En 1997 ella se enteró que no era hija de sus apropiadores, el Coronel Herman Tetzlaff y su esposa María del Carmen Eduartes. Luego el juez Roberto Marquevich la citó para sacarse sangre, pero ella se negó para proteger a su “padre de entonces”. Cuando finalmente se enteró de su grupo biológico, Tetzlaff estaba por ir preso por primera vez y él terminó de confesarle que no era su hija. En ese momento, confesó Victoria con un tono un tanto irónico, ella pensaba que la única víctima era él.
Victoria Montenegro fue durante 25 años María Sol Tetzlaff Eduartes, nacida el 28 de mayo de 1976 en Boulogne, San Isidro y siguió usando ese nombre hasta hace pocos años, que empezó a recuperar su identidad “que no es el ADN, es otra cosa”.
Las caras de los presentes en la entrevista se modificaban cada vez que Montenegro hablaba desde su postura anterior, refiriéndose a “Las Abuelas de Plaza de Mayo”, con las que ahora colabora, despectivamente como “las viejas” y a ella misma como “hija de la subversión”. Es que María Sol creció en los cuarteles y aunque Victoria hable de ella en pasado, en algunos momentos se refiere a ella misma como “nosotras”.
“No existe el click”. No hay un momento, dijo Montenegro, en que puntualmente uno se da cuenta y dice que es otro. Van pasando pequeñas cosas que hacen que uno se vaya dando cuenta. Ella recuerda momentos que va identificando en su propio proceso de reidentificación, como dejar de llamar “papás” a sus apropiadores o empezar a presentarse como Victoria.
Conocer a su familia biológica fue uno de esos momentos. Chistes de por medio, para aflojar la tensión que había entre la concurrencia, Montenegro contó que estaba negada a reunirse con sus parientes biológicos, pero que formaba parte del proceso judicial. A partir de ese primer encuentro en el juzgado, con su familia paterna oriunda de Salta (al igual que sus padres), y a pesar de haberse presentado como “María Sol Tetzlaff Eduartes, hija del Coronel Tetzlaff”, lo recuerda como el primer momento en que logró identificar que había un otro –esa familia que la buscaba- que también estaba sufriendo.
En abril de este año, Hilda Victoria Montenegro declaró por primera vez en contra de su apropiador y del Juez de Casación Juan Martín Romero Victorica, quien le filtraba información a Tetzlaff mientras la justicia investigaba su caso y le consiguió abogados para que lo sacaran de la cárcel, sabiendo que había participado en la operación que asesinó a Roque Montenegro, padre de Victoria. Ella cuenta, en una entrevista para Página 12, que hasta entonces nunca había declarado en contra de su apropiador, porque sentía que le debía lealtad, pero después logró darse cuenta que no le debía nada a “ese señor” y que en realidad era por culpa de él que sus padres estaban desaparecidos.
La actual candidata a legisladora porteña por el Frente Para la Victoria recuerda que, mientras fue María Sol, su mayor sueño era ser militar, pero “por suerte quedé embarazada de mi hijo y se terminó mi carrera militar”. Actualmente piensa que lo que sus padres hubieran querido para ella era que fuera feliz y que luchara por un mundo mejor, y aunque no sabe dónde estarían ellos hoy si estuvieran vivos, ella cree que está “haciendo todo lo posible para aportar y construir siendo humilde por sobre todas las cosas.”
En la conferencia de prensa, que duró dos horas, también se trató el tema de su inserción en la política y su opinión sobre el caso Herrera de Noble y el Plan sistemático de apropiación de hijos de desaparecidos. Pero por sobre todas las cosas, fue un momento de construcción de verdad. De su verdad, que debe ser recordada en nombre de los desaparecidos y sus hijos: nietos que aún quedan por recuperar.

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