Por Luciana Belsito
Hasta 1995 fue Claudio Novoa, tenía 19 años y era un
chico “normal” que vivía con su familia adoptiva, desconocía su origen, pero
eso no le traía complicaciones. Le gustaba la música y escuchaba “Los Pericos”.
No se imaginaba que su verdad era otra, que en realidad era Manuel Gonçalves Granada, hijo de desaparecidos
durante la dictadura militar de 1976. Hoy Manuel cuenta su historia lleno de
emociones, recuerdos, risas y con las ganas de transmitir la satisfacción de
luchar por lo justo. Todos estos acontecimientos unieron a Manuel y a los
jóvenes de la UBA
el pasado lunes 18 de junio. Él se acercó a la facultad de Ciencias Sociales
para contar su historia de vida y responder preguntas al respecto.
La convocatoria fue para
todos los alumnos de la materia Taller de expresión 3, de la carrera Ciencias de la Comunicación. La
docente Clarisa Veiga contactó a Manuel para realizar una conferencia con sus
alumnos. Se sintió contento de haber ido porque a él nunca le hablaron de la
dictadura y de los desaparecidos en su educación. “Ustedes pueden estar cerca
de algún chico que nosotros estemos buscando, nos impusieron un silencio,
entonces hablarlo es matar ese silencio”, dijo con orgullo y aires de convencimiento
de que todo se puede lograr.
En 1997 el ADN confirmó su
identidad, Claudio Novoa era hijo de Ana María Granada y Gastón Gonçalves y su
nombre era Manuel. Nunca había sospechado ser hijo de desaparecidos y aseguró
que su familia adoptiva lo recibió de buena fe. Sin
embargo, comenzó a conocer
su origen: tenía una abuela que lo estaba buscando y un hermano, que él había
visto en varios shows, sin saber que era su familia. Su hermano Gastón, también
era hijo de su papá y además era el bajista de una de sus bandas favoritas: “Los
pericos”. Manuel esbozó una sonrisa y dijo “Los dos nos criamos como hijos
únicos y estuvo bueno ser hermano de alguien”.
En pleno proceso de
conformación de su identidad se interesó por hacer justicia, por llevar su caso
y el de todos los desaparecidos a los tribunales, incluso, siendo querellante
en la causa contra el represor Luis Abelardo Patti. En la conferencia Manuel dijo:
“Nada de lo que perdí me va a ser devuelto por los juicios, es un aporte hacia
el futuro, esto no puede volver a suceder”. Es por eso que eligió ayudar a las
Abuelas de Plaza de Mayo. Ellas buscan a los hijos desaparecidos, hacen un
acercamiento hacia los que están siendo encontrados y les dan la contención y
la información que sea necesaria. Concientizar es un lema muy importante para
Abuelas.
Él es el hijo encontrado
número 57 pero es el primer nieto que forma parte de la Comisión Directiva
de Abuelas de Plaza de Mayo como revisor de cuentas. “No se por qué me
eligieron las abuelas, creo que tuvo que ver con una representación de los
nietos, le podría haber surgido a otro” dijo Manuel humildemente. Aunque las
abuelas sean irremplazables, este hecho tan significativo para la institución
lleva emparejada la garantía de la continuidad de lucha por la justicia a partir de las
generaciones futuras. “Estamos mucho más cerca que antes de calificar al
Proceso de Reorganización Nacional como un genocidio”
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