Por Carla Constantino
Manuel atraviesa la puerta y se hace silencio. Manuel es Gonçalves
Granada, hijo de desaparecidos durante la última dictadura militar y nieto
recuperado en 1995 por Abuelas de Plaza de Mayo. Los casi sesenta alumnos que
están en el estudio de televisión de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, algunos en sillas, otros
en el suelo, lo observan por un momento pero enseguida continúan charlando
entre ellos. Son las 19.20 horas. Manuel se sienta detrás del escritorio.
Cámaras, micrófonos y varios dispositivos de grabación sobre la mesa están
preparados: es tiempo de empezar la charla. Hay que romper el hielo y hacer la
primera pregunta. Un joven sentado en el fondo se anima: “¿Qué expectativas
tenés para el juicio del 3 de julio en Rosario?”. Es el juicio por la masacre
de Juan B. Justo, en la que mataron a su madre y Manuel fue el único
sobreviviente. “Todos los juicios son distintos pero, al igual que el anterior,
espero que los imputados sean condenados”, responde, como era presumible.
El “juicio anterior” al que se
refiere es el que culminó en abril de 2011 con la histórica condena a cadena
perpetua del Ex Subcomisario Luis Abelardo Patti, por el asesinato, entre otros
casos, del padre de Manuel y Gastón, su hermano, bajista de los Pericos. Las
pruebas que le permitieron procesarlo, las fue recolectando durante mucho
tiempo para reconstruir la vida de sus padres pero, recién pudo presentarlas
ante la justicia cuando se declararon inconstitucionales las leyes de Punto
Final y Obediencia Debida: “Tenía la necesidad de conocer mi historia. Fui
buscando relatos de amigos y vecinos de mis papás, quería saber cómo eran, qué hacían,
dónde militaban”, recuerda Manuel. ¿Fue un obstáculo para recolectar pruebas que
Patti fuera una figura pública?, le pregunta una alumna. Sí, responde sin
dudar. Y agrega: “Es complejo juntar pruebas sobre algo que pasó con la
dictadura, la mayoría de los documentos fueron destruidos o no se sabe dónde
están. Y que Patti tuviera alianzas políticas con el duhaldismo complicó las
cosas.”
Manuel es hoy Manuel Gonçalves
Granada, pero ayer fue Claudio Novoa. Hijo de militantes peronistas secuestrados
y asesinados en 1976, era bebé cuando le quitaron su identidad y lo dieron en
adopción a una nueva familia. Lo llamaron Claudio Novoa y fue recién a los 19
años que se enteró de su verdadera identidad. “¿Qué quedó de Claudio Novoa?”,
le pregunta un alumno. Todos callan y Manuel se muestra un poco sorprendido.
“No sé bien cómo responder a esa pregunta”, expresa con sinceridad. “Hoy me
siento plenamente Manuel y, aunque viví más años como Claudio, no sé qué quedó en
mí de eso. Es un cambio difícil de describir. Hoy tengo una vida distinta a la
de antes, veo las cosas diferentes”, agrega, luego de tomarse algunos segundos
para reflexionar. “¿Y cómo fue encontrarte con tu hermano Gastón?”, pregunta
otra chica. “Fue lo más lindo de esta historia. Los dos nos habíamos criado
como hijos únicos. Y de repente me encontré con un hermano y con tres sobrinos”,
cuenta con una sonrisa.
Desde hace años colabora con la
organización de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de nietos y nietas
que todavía no recuperaron su verdadera identidad, y hace unas semana fue nombrado
Revisor de Cuentas, convirtiéndose en el primer nieto que integra la comisión
directiva de esa institución. “Me tocó a
mí pero podría haber sido otro”, confiesa con humildad. “Somos muchos los nietos
que trabajamos en Abuelas. El recambio es importante pero las abuelas son
irremplazables. Sin ellas será distinto pero la lucha va a ser la misma”,
asegura.
Son las 20.55 y la charla está llegando a su
fin. Todos empiezan a guardar sus cosas y a ponerse los abrigos. Pero todavía
queda tiempo para una pregunta más: “¿Qué sentís al dar este tipo de charlas?”,
lo interpela un joven sentado sobre el piso con sus piernas cruzadas. “Es lindo
y es raro. A mí en el colegio nunca me hablaron de estas cosas y está bueno
contar lo que pasó. Para que no vuelva a suceder hay que sacar las cosas a la
luz. Y la mejor manera de construir un futuro es conocer el pasado”, cierra
Manuel y todos aplauden.
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