Por Diego Grushka
El Festival Ciudad Emergente tuvo una nueva
edición, otra vez en el Centro Cultural Recoleta. Aquí, un resumen de lo
ocurrido en su tercer día de actividades, el viernes 8 de junio.
En los alrededores del Centro Cultural Recoleta,
se puede adivinar que algo debe estar sucediendo para que haya tanta juventud
dando vueltas. No es la
Facultad de Derecho ni la Plaza Francia la
causa del aglutinamiento, sino el Festival Ciudad Emergente 2012. No es que
sean los únicos que ingresan por la escalera circular y pasando por el mítico
Hard Rock Café. También hay familias y niños, pero predominan los adolescentes
o los “jóvenes adultos”. Desde punk-rockers o skaters hasta “floggers” o
“emos”, no hay tribu urbana que resista la tentación del número y la diversidad
de actividades que ofrece este festival organizado por el Gobierno de la Ciudad. El color
amarillo es claramente el más visto en las paredes y afiches.
Si bien la música es el plato fuerte, hay conexión
con otros espectáculos. La danza callejera, por ejemplo, toma el pequeño
escenario del Patio del Aljibe. Una veintena de jóvenes lookeados para la
ocasión se turnan para exhibir la increíble plasticidad de sus cuerpos y la destreza
para hacer saltos, piruetas y acrobacias. Todo al ritmo de diferentes tandas
musicales: hip-hop, electrónica e incluso mambo o salsa. Las únicas dos mujeres
y los tres niños (no mayores de 10 años) son los más aplaudidos por el público.
Rondando las 20, en el espacio de Poesía y Música
de la Sala 4 es
el turno del dúo “Te Amo”, compuesto por Maruja e Iti. El nombre del grupo
refleja bien hacia dónde va el estilo de música: sentimental. Sin embargo,
cierran su participación dejando una sonrisa en el público. Después del clásico
pedido de “una más”, Iti se disculpa diciendo que realmente “esas eran todas la
canciones que tenemos”.
Para cerrar la jornada, el escenario principal
situado en la Terraza
recibe a la banda oriunda de Villa Crespo, “El Kuelgue”, quienes felicitan a
los muchachos de “Holy Piby” por su actuación previa. Arrancan el show con un
par de temas muy tranquilos de su CD “Beatriz”. Bossa y rock se fusionan para
generar un clima muy ameno. Pero después de un rato el cantante, Julián Kartun,
incita a “bailar un poquito nomas” para combatir el frio invernal. Párrafo
aparte merece el carisma y los dotes teatrales de este personaje. El humor es
un factor clave en todos sus shows. En esta ocasión, las referencias a los
cacerolazos recientes se llevan la mejor parte, en la voz del personaje
denominado “Aníbal”. Pero también hay referencias a “Les Luthiers” y a “Alf” (el
saxofonista interpreta el tema de la serie a pedido de los otros integrantes de
la banda, arrojados en el piso del escenario).
Al salir, el espíritu del Festival parece
desplazarse a pocos metros. En Plaza Francia danzan entre el público, recién
desalojado del Centro Cultural Recoleta, los vendedores de panes o pizzas
rellenas, de empanadas salteñas, de vino o cerveza e incluso de café colombiano
(suministrado a través de un recipiente metálico, llamativo por tener un visor
LED que informa sobre el contenido del mismo). Mientras, una banda de percusión
pone la música y otros dos chicos hacen malabares con pelotas iluminadas y
palitos fluorescentes.
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