Por Teresa Valentín
Se reúnen el primer
domingo de cada mes en el Obelisco. La expectativa entre los distintos
participantes se acrecienta a medida que el reloj marca las 16 y las bicicletas
se amontonan en el corazón de la ciudad. Para los transeúntes habituales el panorama
es inquietante –aunque cada vez es más cotidiano- ver a tanta gente concentrada
para emprender un viaje en dos ruedas. Este fenómeno se denomina Masa Crítica.
Pero, ¿exactamente
qué es Masa Crítica? “Masa Crítica no es una organización. Es una coincidencia
no organizada, es un movimiento de bicicletas en las calles, un paseo mensual
para celebrar el ciclismo y para afirmar los derechos del ciclista en las
calles. Es gratis. No es una carrera”, según la página oficial del movimiento.
En Argentina es una
innovación que data desde enero de 2011; no obstante, el proyecto nació en los
noventa, en San Francisco y, rápidamente, se difundió en otras ciudades del
mundo. Actualmente, la provincia de Buenos Aires alberga varias Masa Crítica:
en zona sur, en zona oeste, en zona norte, en Mar del Plata; siendo la de
Capital Federal la más concurrida.
“Hacer la masa fue,
desde el comienzo, un sueño que nos llevó un mes de reuniones. Teníamos miedo
de no lograr una convocatoria amplia, no sabíamos muy bien qué recorridos
elegir. La primera vez, ver todas las bicis juntas, fue una emoción porque
veíamos hecho realidad nuestra idea”, comentó Daniela Gussoni, una de las
realizadores de la Masa
Crítica en zona sur.
La experiencia es
compartida no sólo por bicicleteros, sino que intervienen personas en
longboard, skate o rollers. Todos unidos recorren las calles por varias horas. Se
percibe un espíritu de placer, que se acompaña de gritos de alegría, cuando
todos al unísono empiezan a pedalear.
Es un espectáculo de más
de tres cuadras de viajantes que, con bicis y boards de distintos colores y tamaños, transforma radicalmente el
paisaje de “la ciudad de la furia”. Los autos y los colectivos, por única vez,
se detienen ante los vehículos pequeños que normalmente, todos los días, llegan
a propasar. Es claro que los primeros sienten un gran enojo, que se manifiesta
a través de bosinazos, en torno a los excursionistas.
En un manifiesto que
circula entre las distintas Masa Crítica del mundo establece, incluso, que “no
da” creerse superior moralmente por andar en bici y que ayudar a los autos a
salir de la muchedumbre es primordial. En palabras de otro de los tantos
organizadores, Gonzalo Gamiz, “nosotros también tenemos que respetar las
reglas, a pesar de que la relación con los automóviles cambie”.
En el camino los
distintos participantes interactúan entre sí, no sólo para guiarse, sino que
también es una forma de conocer nueva gente y conocer rincones desconocidos de
la urbe. Es una comunidad móvil sin ruta fija, la dirección puede cambiar
espontáneamente de acuerdo al gusto de la gente que está pedaleando.
Cada uno tiene sus
propios motivos para unirse al evento. Algunos lo ven como una forma de
manifestarse a favor del medio ambiente, otros lo consideran un paseo o una
forma distinta de pasar la tarde del domingo, así como nunca faltan aquellos
que lo consideran una forma de hacer ejercicio.
“Andar en bici es
bárbaro porque hace bien para la salud. Pero, cuando lo haces con otras
personas es mejor porque te contagias de su energía”, observó Mauro León,
participante recurrente de esta aventura.
“Desde enero que
tengo la bicicleta. Durante todo el verano salía por las calles de mi barrio a
andar sola escuchando música. Un día una amiga me comentó acerca de la Masa y
decidimos participar. Esta es la cuarta vez que participo y ya me hice varios
amigos”, contó entusiasmada Agustina Marando.
La convocatoria no se
hace a través de ningún medio oficial. El boca en boca y las redes sociales son
las únicas formas de acceder a este fenómeno que, de a poco, se instala en el
cotidiano de miles de personas.
Con sus recorridos la Masa Crítica demuestra que no
todos los viajes son lo mismo. Bajo la consigna “no bloqueamos el tráfico,
somos tráfico”, la idea de la Masa es que los distintos automóviles se
acostumbren a la velocidad de los participantes. Es un festival sobre ruedas.
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