Por Guido Filippelli (Comisión 8)
Las tribunas de la bombonera estallan cada vez que convierte un gol y no hay un solo partido en el que no se escuche cómo los fanáticos corean su apellido y aplauden hasta que les duelan las manos cuando toca el balón.
Para los desprevenidos que no se dieron cuenta a quien se hace referencia, estamos hablando de Martín Palermo. Esta afinidad que se ha construido entre el jugador y los hinchas del club de la rivera se sustenta con cimientos a base de trabajo, sacrificio, entrega y lo que más le gusta a las tribunas: goles, muchos goles.
Palermo, el loco, se ha convertido en el máximo goleador en la historia del club. Aquel flaco, desgarbado y un poco aparatoso que arribo a la boca por el año 1997 proveniente de Estudiantes de
Según lleva la cuenta la bandera ubicada en uno de los palcos de la bombonera, Palermo lleva ciento noventa y nueve conquistas en el club, diecinueve goles más que su antecesor, Francisco Varallo. Este jueves, con el loco como titular indiscutido del equipo, a sus ya maduros treinta y cinco años (maduros para el fútbol profesional), Boca juega los octavos de final de
Mientras tanto Martín es mesurado y declara: “me siento muy bien y entreno como cuando tenía veinte años”. Todavía hay Palermo y goles para rato.
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